Campos de concentración nazi (Nazi Concentration Camps, 1945) es un documental de cincuenta y nueve minutos de duración y concentra el material registrado por el director George Stevens durante la liberación de los campos de exterminio nazis al final de la Segunda Guerra Mundial. La historia alrededor del rodaje y las consecuencias de este han quedado perfectamente registradas en el documental Five Came Back (2017) donde se cuenta la historia de George Stevens, John Ford, Frank Capra, William Wyler y John Huston como realizadores de documentales durante la guerra.
A George Stevens le tocó una de las tareas más difíciles, cuyo alcance tal vez ni el mismo podía adivinar al acercarse a los campos. El documental empieza con dos declaraciones juradas donde se declara que todo lo que se va a ver es auténtico y que es un resumen fiel de todo lo registrado. No solo es George Stevens quien firma uno de ellos, también está la firma de John Ford. Uno registró todo el material, el otro lo supervisó. A juzgar por los cincuenta y nueve minutos que quedaron, debe haber sido una experiencia demoledora. Sin duda lo fue. Campos de concentración nazis fue presentado como evidencia en los Juicios de Núremberg.
El documental tiene una estructura muy sencilla, posiblemente la única posible para el tema que toca y el momento en el cual se hizo. Luego de los documentos mencionados se muestra un mapa de Europa con la ubicación de los campos. Luego se muestra material de cada uno de los que Stevens registró junto a su equipo. Un cartel al comienzo de cada fragmento aclara que campo es. Luego una voz en off sobria, sin ningún tipo de construcción poética o metafórica del discurso va contando lo que ocurría en cada campo. Hay muchos pocos fragmentos con personas hablando a cámara. La voz en off tampoco se excede en la información.
Las imágenes son un antes y un después para cualquier espectador que las contemple. Muchos de lo que se ve aquí fue usado por otros cineastas en mayor o menor medida. El primero fue Orson Welles en su film de ficción El extraño (The Stranger, 1946) donde él interpretaba a un criminal de guerra nazi fugado a Estados Unidos. También Alain Resnais usó parte de este documental en Noche y niebla (Nuit et brouillard, 1956) donde mostró de forma menos sobria lo que aquí se observa y entiende de manera definitiva. Ver los cincuenta y nueve minutos seguidos es una experiencia dolorosa que obliga a preguntarse acerca de la condición humana.
Los campos que aparecen en el documental son los liberados por Estados Unidos y Gran Bretaña, que es donde estaba con su equipo. La enumeración de clara, no hay poesía, se cuenta lo más relevante, aquello que resume el horror. Está todo. El horror en estado puro. Las víctimas del horror nazi al momento de la liberación. Los cadáveres en diferentes estados de descomposición, las fosas comunes, los hornos. Los sobrevivientes, sus heridas, sus miradas. El relato de la tortura que era mostrado a los aliados. Las visitas obligatorias que los aliados le impusieron a los alemanes que vivían cerca de los campos. Las autopsias, los experimentos con humanos, el canibalismo al que fueron sometidos en algunos casos.
Años más tarde el cine pudo darse el lujo de realizar otra clase de documentales sobre el Holocausto y los campos de concentración nazi. Desde el mencionado Noche y niebla al gigantesco Shoah (1986) de Claude Lanzmann. Una y otra vez se volvió sobre esta página monstruosa de la historia. Y aun así, no parece suficiente. Qué hoy Campos de concentración nazi esté disponible en una plataforma de streaming es una buena noticia. El documental completo nunca llegó a pasarse en cine en su momento. Su director, George Stevens, no volvió a ser el mismo luego de filmar estas imágenes. Nadie que vea esta película la olvidará jamás. Doloroso y abrumador, pero un documento imprescindible para mirar el horror en la historia de la humanidad y no permanecer indiferente.