El inagotable cine de terror siempre encuentra la manera de abrirse paso. Sí, el género se repite hasta lo insólito, pero también busca todo el tiempo bucear en sus ideas para intentar salir por una nueva puerta. Círculo vicioso (Vicious Fun, Canadá, 2020) consigue ser otro título de género autoconsciente de sus características, mezclando parodia con una historia de asesinos seriales. Por momentos se divierte haciendo cinefilia de películas cinéfilas, como si jugara a ser Brian De Palma con una película del director.
El joven Joel, un ácido crítico de cine especializado en terror termina borracho y se duerme en un restaurante chino. Al despertar, con el local cerrado, descubre que en ese lugar se reúnen varios asesinos seriales para hablar de sus problemas. Una especie de asesinos anónimos. Ellos lo confunden con un nuevo integrante del grupo, pero Joel tiene los minutos contados antes de que descubran la verdad.
La película es graciosa, inteligente, tiene un puñado de asesinos salvajes, cada uno respondiendo a un estilo conocido de criminal. Tiene varias ideas ingeniosas que no hay que anticipar y un protagonista muy simpático. Es salvaje, tiene mucha sangre y los personajes están todos muy bien. Sin demasiadas pretensiones, se mueve por caminos complicados sin equivocarse. Una sorpresa.