Los films biográficos sobre figuras del cine suelen ser un problema difícil de resolver. Cuando se ocupan más del morbo que del cine, su destino queda sellado. Pero eso no significa que no puedan seguir intentándolo. Lo mejor es ser ambiguo o no usar nombres reales, pero, por otro lado, ese es justamente el gancho. Seberg (2019) protagonizada por Kristen Stewart cuenta la vida de la actriz Jean Seberg en relación con la investigación y persecución de la cual fue víctima por parte del FBI.
Nos repiten lo comprometida que está ella y su deseo de hacer un cine importante. Para ese entonces ya estaba en la historia del cine, pero su carrera se debatía entre las superproducciones y un cine más personal. Nada de eso está explorado, salvo por algunas líneas de diálogo. Lo que importa es su vínculo con el militante de los derechos civiles Hakim Jamal (Anthony Mackie) y el apoyo a los Panteras Negras.
La película elige dejar de lado el cine, pero no se conforma con el activismo, sino que muestra la vida privada de un joven agente del FBI (Jack O’Connell), que tiene un dilema moral por las actividades de espionaje que debe llevar adelante y directamente se enfrenta a sus superiores cuando todo pasa a convertirse en acoso. Entonces la película ya tiene tres líneas y todas se quedan a mitad de camino. La paranoia creciente de la actriz también podría haber sido el tema central. Pero esta multiplicidad de puntos de vista rompe todo.
Kristen Stewart tiene el difícil desafío de ponerse en la piel de Jean Seberg. Un poco de vergüenza ajena da la escena en la que la obligan a imitarla en Sin aliento de Jean-Luc Godard. Eso no significa que esté mal, simplemente que Stewart parece otra clase de persona, no Seberg. Gran actriz, sin duda, tal vez no la ideal para el papel. Stewart también se debate entre los grandes blockbusters y los films más artesanales. En este caso no cumple con ninguno de los dos tipos de cine. Lo mejor de la película es el vestuario y la fotografía, lo que obviamente no hace la diferencia.