Katherine Newbury (Emma Thompson) es la presentadora de un talk-show nocturno que lleva veintiochos años al aire. Su chispa original ha ido disminuyendo y sospecha que su programa está a punto de ser cancelado. Para intentar evitarlo y parece más moderna pedirá entonces la ayuda a su grupo de guionistas a los que casi ni ha visto en persona. En paralelo, acusada de ser misógina, le pide ayuda a su principal asistente para que solucione esto y consiga una mujer guionista rápido. Así es como Molly Patel (Mindy Kaling), con cero experiencia como guionista, termina formando parte del equipo. La jefa que a todos aterra recibirá una dosis de sinceridad e inocencia que nadie en su programa tiene.
Varias películas juegan con esta fórmula y en general funcionan. La veterana y la novata, la cruel y malvada versus la buena y cándida. Y el chiste que terminen armando un buen equipo, o al menos eso es lo que absolutamente todos los espectadores que ven esta clase de títulos esperan del guión. Emma Thompson está tan perfecta en su rol que justifica absolutamente toda la película. Kaling es el complemento ideal y toda la primera parte, lanzada a la comedia, tiene un gran timing. Luego buscará, como también es costumbre, algo de emoción. Allí la película baja un cambio pero no pierde humanidad. Los personajes son queribles, aunque el guión quiera ponerse un poco más denso. El tema funciona y algunos jugosos apuntes sobre la corrección política terminan por armar una buena película.