Abe Applebaum (Adam Brody) tiene treinta y un años y vive en un pequeño pueblo donde trabaja como detective privado. En su infancia supo ser un famoso niño detective que resolvió gran cantidad de pequeños casos, pero ninguno de relevancia. Pero años atrás hubo un crimen que lo cambió todo y desde entonces Abe se ha convertido en un marginado dentro de su propia comunidad. Las cosas cambian cuando llega a su oficina Caroline (Sophie Nélisse) una adolescente que quiere que Abe investigue la muerte de su novio, cuyo cuerpo acaba de ser encontrado. Será el primer verdadero caso complicado de Abe y nadie cree que puede resolverlo.
La película, ópera prima de Evan Morgan, tiene un tono muy logrado, jugando con la comedia y la melancolía, bajo la capa protectora de un film noir contemporáneo. Abe, cuy sueño de infancia ha sido ser el mejor detective, tiene construida una oficina que es una clara evocación de los decorados del policial negro de la década del cuarenta. Incluso la secretaria, en versión moderna, tiene ecos de aquellos films. No hay femme fatale, hay adolescente misteriosa. Pero como en todo policial negro hay pistas, fotos, personajes raros, traiciones, falsas líneas de investigación y un trama que amenaza con estar muy por encima de las posibilidades del protagonista. El crimen no es investigado por un policial, sino por un civil, condición obligatoria para ser un verdadero film noir.
Como el protagonista es un adulto fracasado con una mirada idealizada de lo que es ser detective, toda la película entra y sale de esa autoconciencia. Tiene mucho humor y gran timing para la comedia. Pero nunca pierde su seriedad, no es una película en broma o que se burla del material que tiene en sus manos. Posee una dignidad propia de las obras que saben lo que quieren contar. The Kid Detective no debería ser una rareza, pero en estos tiempos lo es.