Este año se cumplen cincuenta años del estreno de Willy Wonka y la fábrica de chocolates. En Estados Unidos se hicieron funcionen especiales de la película en cine. Si bien una película se puede ver en cualquier formato, verla una vez más en sala grande permite ver como se merece una película realizada para el cine, sin distracciones y, por ser el aniversario, con una presentación y un cierre a cargo de un experto grabado para la ocasión.
Willy Wonka y la fábrica de chocolate (Willy Wonka & the Chocolate Factory, 1971) hoy es un clásico, pero en su momento constaba pensar que se convertiría en uno. Cuando la película se estrenó la respuesta no estuvo a la altura de lo esperado, y esta primera adaptación del libro de Roald Dahl se perdió entre los estrenos de aquel momento. Las críticas estuvieron divididas y el público se mantuvo más bien indiferente.
El director de la película, Mel Stuart, no es uno de los grandes directores de aquellos años y se nota. Por otra parte, Gene Wilder, el inolvidable protagonista, todavía no había terminado de convertirse en la estrella que sería uno años después con El joven Frankenstein y Locuras en el oeste. El resto del elenco era en su mayoría poco conocido, a excepción de un par de rostros. Tal vez cambiar el título del libro, poniendo a Willy Wonka y no a Charlie, pudo generar una pequeña confusión con respecto a la adaptación. La película se toma varias libertades y el éxito del autor no pasó a la pantalla de forma automática.
Charlie es un niño pobre que en la versión de 1971 vive con su madre y sus cuatro abuelos, estos últimos todos pasando el día en la misma cama, sin salir jamás. Cuando el excéntrico millonario del chocolate, Willy Wonka, anuncia que su fábrica, cerrada al público durante años, podrá ser visitada por cinco niños y sus respectivos acompañantes el planeta entero se revoluciona y Charlie sueña con ser uno de los afortunados visitantes. Para acceder deberá conseguir uno de los cinco boletos dorados escondidos en los productos de la empresa. Una exitosa campaña de marketing que hacer volar los productos Wonka en todo el mundo.
Por supuesto Charlie consigue el último boleto para ir a la fábrica con su abuelo. Cuatro niños más, todos ellos de educación dudosa y con padres que los malcrían, compartirán la inolvidable y peligrosa visita guiada por la fábrica. Dentro de la misteriosa compañía conocerán a los oompa loompas, los ayudantes de Willy Wonka, aquellos que hacen que la fábrica funcione. A pesar de las limitaciones técnicas de 1971, la película tiene momentos deslumbrantes y magia genuina que brilla en varias escenas. Gene Wilder interpretando a Wonka es la clave. La versión de 1971 es, además, un musical, no solo cantan los oompa loompas, sino los otros personajes.
Algo que no fue resuelto es sí al autor del libro le gustó o no la adaptación. Roald Dahl, el mismo autor de Matilda y Las brujas, odiaba o quería esta versión de su texto, dependiendo de quien cuenta la historia. Mientras que algunos sostienen que no le gustó, otros recuerdan sus visitas al set y también sus opiniones positivas del film. Una opinión autorizada es la de Peter Ostrum, quien interpretó a Charlie siempre. Él dijo que Dahl estaba contento con la película. El autor murió en 1990, por lo que no llegó a ver la versión dirigida por Tim Burton, bastante diferente a la de Mel Stuart.
Ya en el momento en el que fue publicado, libro tuvo sus controversias por el tema de los oompa loompas. En el texto original eran pigmeos que trabajaban a cambio de chocolate, lo que se interpretaba como un elogio de la esclavitud. Por ese motivo se los cambió luego por hippies enanos y así que siguen así en el libro. Las dos películas ignoran completamente el tema de los pigmeos, aunque resuelven la representación de estos personajes de manera distinta. Un grupo de enanos pintados de naranja y peluca blanca son los oompa loompas en 1971 pero en el film de Tim Burton se mantiene al actor sin pintarle su rostro. Un único actor, por cierto, filmado muchas veces y montado como si fueran multitud. Los efectos visuales le dan espectacularidad en el film de Burton, pero el ingenio caracteriza a la película de Mel Stuart.
Fue por el cariño que el público le fue tomando a los personajes del film de 1971 que se pensó en una nueva versión en el año 2005. La película protagonizada por Johnny Depp y dirigida por Tim Burton consiguió un éxito enorme y logró que muchos nuevos espectadores se interesaran en la historia original. Burton fue más fiel en muchos aspectos al libro de Dahl, pero hizo sus agregados. Volvió Charlie al título, aunque Burton veía en Wonka a un alter ego suyo, notablemente parecido a todos los personajes de su obra previa.
Burton quitó cualquier vestigio de realismo al mundo en el cual transcurría la historia y esta es una gran diferencia con la otra versión. Los elementos realistas fuera de la fábrica, le dan al primer film un tono más lúgubre y angustiante. Además, en la versión de 1971 sabemos mucho menos sobre Wonka. Charlie es el verdadero protagonista. Burton se permite ahondar en un costado más siniestro del protagonista, con un cierto aire de Michael Jackson, incluso. Está claro que se trata de un film más personal. Eso incluye una puesta en escena más sofisticada, en contra de cierto acartonamiento de 1971.
Ya convertida en clásico Willy Wonka y la fábrica de chocolate se replicó miles de veces en la cultura popular. La gran banda de rock post-grunge Veruca Salt toma su nombre de uno de los personajes de esta película y pasando las barreras del siglo XXI el rostro de Gene Wilder como Willy Wonka se convirtió en un conocido meme sarcástico con el texto que dice: “Interesante, cuéntame más…” No hay serie de animación que no haya hecho alguna referencia a este clásico. A propósito: A Wilder le gustaba la actuación de Johnny Depp en el film del 2005, pero no le gustó la película.
Queda claro al verlo que no se trata de un film completamente inspirado, tiene más encanto que efectividad en sus objetivos. Charlie no se dedicó a la actuación a pesar de este protagónico, abandonó su carrera y se hizo veterinario. Participó, claro, de todos los homenajes que el film ha recibido a lo largo de los años, pero no ha hecho mucho más aparte de eso. Cuando murió Gene Wilder publicó en sus redes que había heredado una fábrica de chocolate. Con la promesa de una tercera versión, el libro de Dahl parece hoy más vigente que nunca, al menos en el mundo del cine.