La noche del vampiro (Salem´s Lot, 1979) es una la miniserie dirigida por Tobe Hopper que aterró a toda una generación que no tenía la más remota idea de quien era Stephen King, aunque con los años sería para todos uno de los escritores más conocidos y del cuál se han hecho más adaptaciones televisivas y cinematográficas. No había que saber nada de él, ni el director de la miniserie, ni de nada, simplemente fue sentarse dos noches frente al televisor para vivir una de las experiencias más recordadas por muchos en nuestro infancia. Nos aterraba Stephen King incluso antes de leerlo. Es bueno recordar que cuando se hizo, solo existía una adaptación previa del autor: Carrie (1976) basada en su primera novela, publicada en 1974. Salem´s Lot es de 1975 y llegó a la televisión cuatro años más tarde. Pensemos en que los que éramos niños al ver La noche del vampiro no habíamos podido ver Carrie en cine. Así que así fue: Chocamos de frente con Stephen King y jamás olvidamos ese encuentro.
La historia que cuenta La noche del vampiro es la de un exitoso escritor, Ben Mears (David Soul), que vuelve a su pueblo para escribir su nuevo libro. El tema va a ser una casa donde han ocurrido eventos siniestros a lo largo de los años. Pero cuando llega se encuentra con que ahora La casa Marsten tiene un nuevo propietario, un misterioso extranjero llamado Richard K. Straker (James Mason) quién a su vez está por abrir una casa de antigüedades en el pueblo. Mears se reencuentra con algunos viejos habitantes del lugar al mismo tiempo que conoce a una mujer de la que se enamora. Su llegada coincidirá con una serie de eventos siniestros que empiezan a ocurrir en el pueblo. No hay mucho suspenso con el título en castellano, se trata de vampiros.
Para la dirección de la miniserie se eligió a Tobe Hooper, director de La masacre de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974) una obra cumbre que cambió el cine de terror. En 1982 dirigiría Poltergeist (1982) sellando para siempre su vínculo con el género. Aunque se trata de una historia hecha para televisión, las tres horas que dura La noche del vampiro demuestran una gran habilidad para construir climas y armar grandes escenas con una producción limitada. Se notan en la narración los cortes para la publicidad, y aun así, vista toda de corrido, la historia es apasionante. Hopper logra otra gran película de terror, cuya duración hubiera sido impensada si la realizaba para el cine.
La historia tiene todos los ingredientes de una clásica narración de vampiros y cumple con muchas de sus reglas, desde la novela Drácula de Bram Stoker a la película Nosferatu de F. W. Murnau. A pesar de estar hecha para televisión, contiene una importante dosis de violencia. No es muy sangrienta, pero consigue mostrar la violencia por la forma en la que está contada. David Soul, el protagonista, era conocido por todos por protagonizar la serie policial Starsky y Hutch (1975-1979) y el villano, o uno de ellos, lo interpreta el actor británico James Mason, cuya espectacular trayectoria incluye sus trabajos con Stanley Kubrick y Alfred Hitchcock, entre muchos otros maestros. James Mason tiene la oscuridad perfecta del villano refinado y perverso, algo que no perdió siendo veterano. El resto del elenco son rostros muy conocidos del cine y la televisión de diferentes épocas, mostrando que el casting se hizo de manera ambiciosa y con interés en lograr un gran resultado. Difícil que alguien no reconozca a varios de ellos, sino a casi todos.
Volviendo a la experiencia personal, cuando fue pasada en dos noches por la televisión abierta, doblada al castellano, con cortes y en blanco y negro, el impacto que provocó fue notable. Fue un verdadero éxito de rating, y a la vez aterró a una generación. Los niños que nos atrevimos a verla no pudimos dormir durante varios días. El hecho de tener que volver a sentarse a verla era un desafío importante. Verla nuevamente hoy, con tanto Stephen King encima y más viejos, no cambia mucho la apreciación. Pasaron más de cuarenta años pero las escenas más importantes son exactamente iguales a como las habíamos guardado en nuestra memoria. El niño vampiro golpeando la ventana del cuarto de su hermano es un hallazgo del director que no ha sido superado. Nadie puede acercarse a una ventana de noche luego de ver algo así. Incluso sin asociarlo con la miniserie, el impacto de esa ventana nos afectó de ahí en más. Hoy como cinéfilo vemos la referencia al Drácula (1931) de Tod Browning, con el gran Bela Lugosi. Otra escena impactante es el enterrador (Geoffrey Lewis) que se tira en una fosa porque escucha un ruido en el ataúd que tiene que tapar. O el mismo personaje en una silla mecedora, ya convertido en vampiro. Todo eso sigue siendo aterrador.
Pensemos una vez más que en aquel momento Stephen King no era tan famoso y que las historias de vampiro, que estaban muy de moda, no habían logrado asustar tanto como estas tres horas de puro terror. Había comedias y nuevas versiones de Drácula, incluso en teatro, nada se parecía a esto. Hoy vemos con mayor claridad la mano de Stephen King y vemos las sutilezas propias del escritor para describir un pueblo y la irrupción del mal, entre muchas cosas maravillosas. Hoy la reconoceríamos como de su autoría aun sin saber que adapta un libro de él. El final, por otro lado, era la cosa menos tranquilizadora que un niño podía ver en televisión antes de irse a dormir. La noche del vampiro es una de las grandes obras de terror de la historia de la televisión.