El juego más peligroso (The Most Dangerous Game) es un relato corto publicado por Richard Connell en 1924. La historia que cuenta es la de un cazador norteamericano que cae de un yate y termina en una isla remota en el Caribe. Allí el propietario del lugar, el General Zaroff, quien junto con su asistente y sus sabuesos, juega a cazar a los náufragos que llegan allí. El éxito del libro provocó desde su publicación docenas de adaptaciones de cine, televisión y radio, en versiones más fieles o más libres de la idea original.
La versión de 1932, la primera, es difícil de superar. The Most Dangerous Game estaba protagonizada por Joel McCrea y Fay Wray, y dirigida por Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack. Schoedsack y Wray repetirían su trabajo en conjunto para un clásico definitivo: King Kong (1933). Luego de ese título habría muchos otros, de todo tono y estilo. Otro film famoso, más reciente en el tiempo, fue Operación cacería (Hard Target, 1993) de John Woo, con Jean-Claude Van Damme en el rol principal. Como otros autores se inspiraron en Connell para escribir sus propios libros, las adaptaciones se mezclan y se confunden, aunque todas tengan un origen en común.
Apex (2021) es una nueva versión, la más reciente hasta la fecha, aunque seguro en un año dejará de serlo. El protagonista es Bruce Willis y hace unos treinta años eso hubiera sido perfecto. Pero la carrera del actor de Duro de matar ha entrado en una meseta de muy bajo nivel. Su asociación con el director y guionista Edward Drake ya lleva cuatro títulos y hasta ahora no ha dado un solo film aceptable. Aquí la historia vira hacia la ciencia ficción y cinco cazadores muy preparados persiguen a Thomas Malone (Bruce Willis) para cazarlo como deporte.
Las peleas entre los cazadores y la habilidad de la presa complicarán la siniestra práctica deportiva. Algunos apuntes con algo de sentido del humor no logran salvar a la película de su obvia condición de film de bajísima categoría. Salvo el protagonista y su principal enemigo, interpretado por Neal McDonough, el resto son esos actores de producciones que ninguno de nosotros vería salvo que se crucen en el camino de una estrella. Bruce Willis ha tomado el camino del mal cine, esperemos que pronto vuelva a encontrar el rumbo.