Ya no recuerdo que tan mala era Scream 4, si acaso era mala. Sí sé que Scream 3 era menos de lo mismo y que Scream 2 estaba bien. Pero ninguna pudo estar a la altura de Scream (1996) la obra cumbre de Wes Craven y su guionista Kevin Williamson. El director ya había realizado grandes películas dentro del cine terror y cuando parecía que no quedaba nada por descubrir fue Scream la película que logró reinventar todo. Porque esa película era parodia, homenaje, metalenguaje, comedia brillante y, por encima de todo, una gran obra de terror.
Scream, que no es otra cosa más que Scream 5 intentando engañar a los espectadores para que entren como caballos si no saben lo que pasa, es una película mediocre en el sentido más puro del término. El producto ideal para un público desprevenido y desganado, que se conforma con entender guiños y claves secretas metidas en la trama. Nada más necesita esta película, porque si necesitara algo más no tendrían ni que haberla hecho. ¡Está llena de referencias! ¿Y eso qué valor tiene? Exprime la trama hasta la indiferencia, no hasta el enojo. Los chistes no son solo repetidos, son inútiles. No le importa a nadie la protagonista y su trauma. Uy, sí, amigos, la película menciona el fandom, lo que es tomado como una muestra de genialidad. El aporte de la película es acuñar el término recuela, mezcla de remake y precuela. Tanto nos están aburriendo con estas nuevas versiones que hasta inventan palabras para definirlas.
En la película aparecen también Dewey Riley (David Arquette), Gale Weathers (Courteney Cox), Sidney Prescott (Neve Campbell), los tres en roles secundarios, para jugar a que este regreso viene con todo. Arquette y Campbell están muy bien, pero con todo el cariño del mundo hay que decir que Cox está sepultada en un rostro transformado por operaciones de cirugía estética que hacen imposible cualquier expresión facial. Scream de Wes Craven es insultada en cada escena de esta nueva película.
El guión tiene serios problemas, deja personajes, abandona situaciones, fuerza todo de forma visible y la resolución es un chiste, más allá de las arbitrariedades que se le puede permitir a una película así. Sí, un personaje se llama Wes y la película está dedicada a Wes Craven. El mejor homenaje habría sido no mencionarlo, si es obvio que el motivo para Scream 5 no es otra cosa más que perder el tiempo de los espectadores dándole la peor versión de aquello que alguna vez amaron.
Uno de los personajes dice amar otra clase de películas de terror, por ejemplo El Babadook, por considerarlas más complejas y profundas. Esa mención parece inicialmente una ironía, pero cuando Scream 5 termina yo también pensaba: Me gusta más El Babadook. Ojalá Scream 5 sea la última de las películas de esta serie, porque hasta Scary Movie ha demostrado mayor dignidad y respeto por Wes Craven.