El cine de terror es uno de los géneros más prolíficos que existen, lo que muchas veces lleva al adocenamiento y la mediocridad. Tampoco se sabe muy bien qué es lo que quieren los fans, así que hacer una gran película de terror de éxito depende exclusivamente del talento de sus realizadores. La masacre de Texas (Texas Chainsaw Massacre, 2022) está dirigida por David Blue García y tiene guión de Chris Thomas Devlin, Fede Álvarez y Rodo Sayagues. Fede Álvarez es también el productor de la película y el nombre con más trayectoria en el equipo. Este director, guionista y productor uruguayo es el responsable de Posesión infernal (Evil Dead, 2013) y No respires (Don’t Breathe, 2016). Acá delegó la dirección pero todo lleva su impronta.
La masacre de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974) dirigida por Tobe Hopper es uno de los clásicos más importantes de la historia del cine de terror. Película que refundó el género y marcó el camino para cientos de títulos posteriores. La masacre de Texas (2022) es una continuación de aquella historia y transcurre cincuenta años después. Los hechos narrados en el primer film aparecen como crónica policial y todos los personajes los conocen. Se ignoran en el guión las secuelas y las remakes, esta película tiene línea directa con la original.
Melody (Sarah Yarkin), su hermana adolescente Lila (Elsie Fisher) y sus amigos Dante (Jacob Latimore) y Ruth (Nell Hudson) viajan al pueblo de Harlow, Texas, para montar una series de negocios que refunden lo que se ha convertido en un verdadero pueblo fantasma. Son la nueva generación, emprendedora, conectada con la tecnología, con un progresismo que asumen los habilita pasarle por encima a los pocos habitantes del lugar. Se consideran a sí mismos como los buenos. Llevarán inversores que apuesten al emprendimiento, influencers que lograrán despertar un pueblo muerto. Pero hay dos sobrevivientes de la masacre original: Sally Hardesty (Olwen Fouéré) que logró escapar de la locura asesina del otro personaje que aún vive: Leatherface.
La película comparte algunas ideas en común con Posesión infernal, el film de Fede Álvarez que era un remake de la película de Sam Raimi Evil Dead. La sangre salta en cantidades abrumadoras, el gore supera los límites del promedio y la historia logra reinventarse con una estética actualizada y muchas ideas brillantes. Ya la idea de cambiar el eje ideológico de moda es un gran acierto, pero no el único. La película es breve y no pierde un minuto en tonterías.
Aunque mantiene el concepto de historia real, se olvida de la estética documental y hace transcurrir la acción en un pueblo que se ve como un decorado del Hollywood clásico. No busca de ninguna manera competir con la película de Hopper, más bien lo contrario. Cada asesinato es más brutal que el anterior y todos están resueltos con originalidad y sentido del humor. Las escenas de ven diferente a lo conocido y cualquiera que preste atención se da cuenta que es una película diferente.
No, no es tranquilizadora ni está domesticada, no permite generar certezas y el salvajismo es impactante. Duda en algún momento y juego al homenaje del cine de los ochenta, pero nunca se desvía del ritmo original ni de su objetivo. Tal vez sea demasiado buena para el cine actual, solo esperemos que se sigan atreviendo a realizar esta clase de películas de terror, porque son lo más valioso que tiene el género.