Sin respiro es una película francesa de acción estrenada en Netflix que entra en la categoría de película forzada. Cada escena tiene al guionista tratando de resolver las situaciones más ridículas y se puede adivinar en cada momento cómo está intentando que su guión cierre. Es un agotador ejercicio de película mediocre muy al uso del cine actual. El protagonista es un policía corrupto que queda envuelto en una muerte que busca ocultar y al hacerlo es extorsionado por un testigo del hecho. El punto de partida es, como muchas veces pasa, bueno para arrancar una trama divertida. Aun así, en los primeros minutos la película deja en claro que está peleando a duras penas para resolver situaciones y no nunca creando buenas escenas para que el espectador juegue con la lógica de la película y acepte sus reglas. No hay lógica ni reglas aquí, solo situaciones muy forzadas. Pero el problema final que la película tiene es que no hay manera de identificarse con el protagonista. No es un personaje agradable, no es alguien que convenza ni nos permita interesarnos en él. Tampoco es un gran duro de la pantalla. El cine francés tiene una gigantesca historia de policiales y muchas grandes estrellas. Pero acá no están Jean Gabin, ni Lino Ventura, ni Alain Delon. Tampoco Jean-Paul Belmondo, Gérard Depardieu, Daniel Auteuil. Ni hablar de los directores, claro está. Más que un film francés de los buenos, este parece un mal policial norteamericano sin estreno en cines de la década del noventa. Una película sin identidad y sin rumbo. Más material descartable en estos tiempos de plataformas de streaming.