Desde la serie Moonlighting (1985-1989) y la película Duro de matar (Die Hard, 1988) seguimos a Bruce Willis. Más allá de cuales sean sus mejores películas, algo que siempre puede ser objeto de debate, su carrera tuvo altas y bajas. Hizo grandes clásicos de la historia del cine y algunas joyas subvaloradas. También, desde la década del noventa, participó de títulos mediocres o malos, pero siempre de primer nivel en lo que a taquilla y presupuesto se refiere. Así llegó al 2000 con un gran nombre y una filmografía importante. Luego comenzó una lenta bajada de calidad y presupuesto de los films en los que participaba, hasta que en el 2019 abrazó con alegría el cine clase B y empezó a hacer media docena de películas por año, incluso más. En esa lista hay películas mediocres o directamente malas, pero hasta ahora no hay buenas películas.
Centro de trauma (Trauma Center, 2019) está en la lista de sus mediocres, siempre hablando de su nivel actual de películas, claro. Está dirigida por Matt Eskandari, quien junto a Edward Drake, es uno de los dos directores que más trabajan con Bruce Willis en la actualidad. A diferencia de su colega Drake, Eskandari parece haber hecha un trabajo un poco más razonable dentro de la mediocridad general. Aun así, si no fuera por la presencia de Bruce Willis no habría existido alguno para que alguien quiera perder 87 minutos de su tiempo en esto. El truco de Bruce Willis para hacer tantas películas es muy sencillo: en la mayoría de ellas comparte cartel con actores menos conocidos pero que al final del día son los verdaderos protagonistas.
Centro de trauma está ubicada en San Juan, Puerto Rico. Allí una joven llamada Madison Taylor (Nicky Whelan) es herida al quedar accidententalmente en el mismo lugar donde dos policías corruptos matan a un colega que les seguía de cerca con un caso. La víctima era el compañero de Steve Wakes (Bruce Willis) un teniente que es la única chance de protección que tiene Madison. La joven despierta en el hospital y Wakes la traslada a un piso vacío de la institución, pero no tardarán mucho los policías corruptos e ir a buscarla. Pero luego queda a solas con una guardia mínima, sin imaginar que vendrá por ella para no dejar cabos sueltos.
El guión es muy pobre y la puesta en escena mediocre. La protagonista y sus métodos para sobrevivir se repiten a mil películas diferentes, incluyendo, claro, a Duro de matar. Aunque la película insinúa que Bruce Willis será el protagonista junto con Nicky Whelan, lo cierto es que ella lo es y Willis solo está en algunos momentos de la trama. También aparece el hace muchos años famoso Steve Guttemberg. En homenaje a sus mejores películas, aceptamos seguir viendo lo que hace ahora siempre y cuando nos confirmen que eso ayuda a su economía y el mantenerse ocupado. Tarde o temprano aparecerá alguna película buena, o al menos eso es a lo que en el fondo aspiramos.