Vic (Ben Affleck) y Melinda Van Allen (Ana de Armas) son una pareja en el pequeño pueblo de Little Wesley, Luisiana. Están casados y tienen una hija. Su matrimonio se mantiene con frialdad, mientras ella tiene amantes que él acepta. Sin ese acuerdo, la pareja se rompe, pero con ese acuerdo la tensión va en aumento. Uno de los ex amantes de Melinda ha sido asesinado y el crimen no ha sido resuelto. Vic decide hacer bromas acerca de que él fue el asesino, pero este chiste es tomado en serio y muchos empiezan a creer que no es solo una broma.
Este policial está dirigido por Adrian Lyne y el guión se basa en Patricia Highsmith. Entre el director de Atracción fatal y la autora de El talentoso Sr. Ripley la película encuentra un tono exacto, inesperadamente logrado, donde el sentido del humor más negro se mezcla con el trazo grueso de un espectáculo efectista. Todo parece estar a la vista y al mismo tiempo lleno de misterio. El suspenso y la tensión se mantienen durante toda la trama y las líneas de diálogo son dignas del cine clásico. Ya no hay películas así, hasta en la banda de sonido todo parece pertenecer a otra época.
Ana de Armas y Ben Affleck se lucen como esas parejas del cine de antes, manejando una ambigüedad sobria, elegante, cargada de energía. Adrian Lyne, que en muchos de sus films supo tener un discurso conservador y moralista, acá coquetea con un tono estilo Alfred Hitchcock, en el sentido de ponerle humor al matrimonio y su costado más siniestro. El asesinato, la desconfianza, el sexo y la perversión, los elementos que se ven en varios films de realizador de M Dial for Murder o La sospecha y que por primera vez, luego de varias décadas, Adrien Lyne ha logrado, salvando las distancias, emular.