Love, Death & Robots es una serie de antología -es decir que cada episodio es una historia diferente- conformada por cortometrajes que van entre los siete minutos los más breves y los veintiún minutos los más extensos. El creador de la serie es Tim Miller, el mismo que hizo Deadpool (2016) y que aquí es el gran armador del proyecto, al mismo tiempo que dirige tres episodios. También aparece como producto David Fincher, quien a su vez dirige el más largo de los episodios de la serie y uno de los que tiene mayor calidad narrativa.
Como el nombre lo indica la historias son de amor, de muerte o de robots. Los robots son la estrella de muchos de los cortometrajes que en su totalidad pertenecen al género fantástico, es decir un género más amplio que incluye la ciencia ficción y el terror, entre otros universos siempre al servicio de la fantasía. Algunos cortos parecerán western, otros son del más puro cine bélico y por supuesto también hay comedias absurdas. Nunca se sabe que pasará al empezar un nuevo cortometraje, ese es uno de los principales encantos de la serie. Después, como siempre en esta clase de programas, habrá algunos excelentes, otros mediocres y algunos malos. Para cuando uno se enoja o se alegra la historia ya terminó y se pasa al siguiente.
También está claro que habrá favoritos y en varios casos dan ganas de volver a mirarlos porque la técnica es apabullante. Si bien algunos tienen una animación parecida a los films de este género para adultos desde hace cuarenta años, incluso esos hablan claramente de la infinitas posibilidades que posee la animación para expresarse. Algunos son estrictamente estéticos con un guión casi nulo, otros son un guión perfecto, ingenioso, algo derivado del cuento fantástico. Algunos son comedias, incluyendo el único que tiene una secuela, Los tres robots. Solo uno tiene participación de actores no animados, La era del hielo, en una capítulo que recuerda a la historia de Lisa Simpson y su pequeña civilización en uno de los especiales de Halloween de Los Simpson.
Testigo y Las ratas de Mason son dos de los más interesantes y divertidos, aunque si se ve a esta serie de un tirón es posible que muchos otros buenos se pierdan en el camino por el exceso de información. Treinta y cinco historias que pelean por llamar la atención con herramientas muy diferentes entre sí. Llamarle serie por momentos parece un poco forzado, tal vez se le podría llamar programa de televisión, es decir quitarle el peso de ser analizada como un conjunto. Mientras tanto, hay más de treinta cortometrajes para disfrutar, cada uno sabrá cual le parece más interesante.