A pesar de haber sido realizada en el año 2015, Secuestro en Cleveland (Cleveland Abduction) se convirtió en un éxito en Netflix, una prueba más de los cambios de consumo en la era del streaming. La historia, tal vez ahí radique su éxito, está basada en un aberrante caso real de hace un par de décadas atrás en la ciudad de Cleveland. Los crímenes verdaderos son una gran parte del éxito de Netflix y todo lo relacionado con eso califica alto en la plataforma. De la ficción al documental y del documental a la ficción, pero siempre sobre hechos reales.
Michelle Knight (Taryn Manning) es una madre soltera que hace esfuerzos enormes por no perder a su hijo mientras intenta conseguir trabajo. Ariel Castro (Raymond Cruz) es un conocido de ella que le ofrece llevarla con su auto para no llegar tarde a buscar al pequeño, pero termina secuestrándola, en lo que será el comienzo de una pesadilla imposible de describir. Encerrada en la casa de Castro durante años, Michelle tendrá luego dos compañeras de cautiverio: Gina DeJesus (Katie Sarife) y Amanda Berry (Samantha Droke). Aunque las fuerzas de seguridad buscan desesperadamente a las mujeres, el tiempo pasa y ellas siguen prisioneras.
La película tiene la ardua tarea de contar una historia difícil de narrar. Es demasiado terrible y extenso el sufrimiento de las mujeres y la maldad del captor. Encontrar un equilibrio entre el pudor y el morbo, entre la humanidad y el espanto se lleva gran parte de la energía de la película. Pero finalmente y a pesar de las limitaciones que la rodean, la película logra conmover y emocionar, incluso luego de resolverse el caso.