LA VIDA CONTINÚA
Sólo quiero estar un ratito sentada en el porche mirando cómo, poquito a poco, se tuerce la noche. Voy a tocarte otra vez, esta canción antes que estemos los dos muertos o algo mejor.
Christina y los subterráneos
La joven vida de Juno es una película que no se deja encasillar, y esto es lo primero que se puede decir a su favor. Jugando con distintos tonos, coqueteando con estilos y recursos, la película avanza con firmeza en la realización de un retrato amable, pero no sencillo, y que no escatima una mirada negra y desencantada del mundo, al mismo tiempo que intenta comprender y aceptar a los personajes sin juzgarlos. Juno (nombre mitológico que en su origen significó: la diosa de la maternidad, pero que luego se extendió a la mujer y más tarde al matrimonio) es una adolescente inteligente pero descuidada, tan brillante y tan torpe como puede ser cualquier joven a esa edad. Forzadamente dura y falsamente autosuficiente, Juno es una niña muy vulnerable. Desde el comienzo del film sabemos que está embarazada, y allí es donde la película comienza su hábil camino por temas muy complejos, aunque sin caer nunca en lugares comunes, buscando siempre el tono adecuado que le permita un equilibrio entre lo verosímil de los personajes y el tono de cuento que la película intenta manejar. Y si en algo se luce La joven vida de Juno es justamente en eso: en su capacidad de ser una película de ficción, una obra no testimonial, una comedia agridulce que recuerda siempre que se trata de una obra de arte y no de un film de denuncia. Pero y esto es lo que completa su mérito también es una película muy dura en cuanto a los sutiles discursos que se descubren a lo largo de su metraje Allí donde todos se habrían sentido obligados a bajar línea, el director Jason Reitman y la guionista Diablo Cody prefieren dejar que las escenas hablen por sí mismas. Y que el simple ordenamiento de las mismas dé cuenta de la vida de las personas y de su universo afectivo. El guión reniega de la alusión directa a las reflexiones sobre los temas y todo se define por expresiones mucho más sutiles, verdaderamente inteligentes, donde cuanto más lejos parecen estar hablando de algo importante, más lo están haciendo. Y eso se debe a que lo que se dice brillante y complejísima utilización del idioma que lamentablemente ningún subtitulado podrá captar del todo- y lo que se ve se complementan, pues ambas partes se necesitan para crear el significado. La tercera línea fuerte del film son los actores, varios de ellos en este mismo registro de sutileza, aunque sin duda es Ellen Page (Juno) quien lleva la película hasta el final. Por momentos, adorable; por momentos, irresponsable y maleducada. Ella expresa el espíritu del film, su impecable actuación le da a su personaje la vitalidad pura de la edad sin llegar a idealizarla. También en su mirada es donde descubrimos que en la adolescencia ya está el desamparo y la certeza de los dolores y angustias que luego aquejan a los seres humanos durante toda su vida. Hay muchos films con adolescentes, pero poco se atreven a darle esta grandeza y humanidad. Los expresivos ojos de Juno estudian el futuro que le espera a ella y a todos los jóvenes de su edad, pero la diferencia es que Juno se da cuenta antes. Los espectadores también deberán hacerse cargo de la profunda melancolía de los tramos finales del film. Detrás de la amabilidad y simpatía de la historia, se percibe la terrible fragilidad de la vida, las pequeñas cosas que nos definen a cada uno de nosotros, esas decisiones que nos marcan, aunque los cambios no sean tan drásticos e inequívocos como muchas películas nos hacen creer. En las antípodas de esos films graves y sentenciosos, La joven vida de Juno es una excelente película justamente porque las criaturas que la habitan son imperfectas y no reciben castigos ejemplares ni triunfos categóricos. Pero sí parecen acceder a un pequeño aprendizaje que les hace valorar un poco más lo que tienen a su alrededor. La vida continúa, y aunque para Juno parezca bastante parecida a como era antes, sin embargo, algo ya ha cambiado para siempre.