Hoy, en películas que no le importan a nadie, se estrena Dos tiempos, una coproducción entre Argentina y Brasil que aunque esté poblada de buenas intenciones es incapaz de presentar algún interés real en las personas que no conozcan a fondo el tema elegido. Ironías aparte, que una película le importe a alguien es algo que no sólo depende del tema, sino de la forma en la cual el realizador genera ese interés.
Más de tres décadas después de un primer encuentro que ha cambiado la vida de ambos, el veterano guitarrista argentino Lucio Yanel y su discípulo Yamandu Costa se reencuentran en un viaje que reconstruye el camino recorrido por Yanel hacia Brasil en los años 80. Ambos hombres, solos en la ruta con sus guitarras y memorias, cruzan la frontera del sur de Brasil hasta llegar a Corrientes -donde nació Lucio Yanel- observando o reflexionando sobre los cambios que se han producido con el tiempo.
Largos planos de diálogos que no aportan nada son una falla absoluta. Todos los seres humanos podrían contar sus historias, se deberían hacer películas sobre todas ellas entonces. Solo un experto en esa música o un espectador con un paternalismo excesivo puede sacarle a este documental algún valor que justifique su visión. Sin que esto sea interpretado como un comentario político, hay que decir que es un misterio que se consiga financiamiento para estos proyectos. Buenos o malos, no van a ninguna parte. Festejo el empuje del director para conseguir financiamiento.
Un documental completamente clásico, con una voz en off, con una guía más generosa, podría haber logrado un efecto de difusión de estos músicos mucho mayor. Pero esa no fue la intención de la película, que se conforma con servir a su propio círculo y nada más. Son elecciones. Una pena, en particular cuando se trata de recuperar a dos músicos y su trabajo.