Cuando un proyecto parece más eso que una película, cuando en lugar de cine se habla de contenido, entonces los largometrajes que se hacen terminan flotando en una medianía que se mueve entre la mediocre y lo malo, pero no logra salir de eso. Mark Wahlberg es un buen comediante y por supuesto Kevin Hart también. Pero metidos en una película como Tiempo para mí poco pueden hacer para salir bien parados del desafío.
Tiempo para mi (Me Time, 2022) tiene como protagonista a Sonny Fisher (Kevin Hart) un hombre que dejó atrás sus sueños de ser músico y hoy es mayormente amo de casa mientras su esposa, una exitosa arquitecta, es el sostén del hogar. Un viejo amigo de toda la vida de Sonny, Huck Dembo (Mark Wahlberg), lo ha estado buscando para festejar su cumpleaños con un gran evento, como siempre lo ha hecho. Pero Sonny hace rato que ha decidido mantenerse lejos de él, porque son eventos alocados que incluyen riesgo para la salud física y mental que no quiere repetir. Como la esposa y los hijos de Sonny se van de viaje, ella le propone a él que se tome unos días y así es como terminan los viejos amigos unidos una vez más. Sí, el resto es comedia, porque todo lo malo que puede pasar, pasará.
Una comedia de fórmula que distribuye sus chistes con algo de torpeza y bastante pereza, porque la fórmula, lamentablemente, incluye una media hora final de mensajes y momentos de emoción. Lo único que podía salvar a esta película era, justamente, que se rebelara contra ese cierre y sostuviera el humor hasta el final. No puede, no quiere, no sabe, pero en cualquier caso pierde la única carta importante. Rutinaria y repetida, no es tan graciosa como para soportar su costado baja línea. Un ejemplo muy menor de esta clase de títulos, con un director que supo hacer mejores comedias, como por ejemplo Mi novia Polly.