Hace un par de años se estrenó el documental El último Blockbuster (2020) que contaba la historia del último videoclub con ese nombre en todo el mundo. No es ni el último videoclub del mundo y no pertenece a la empresa Blockbuster porque esta quebró en el año 2010. Ese local en Bend, Oregon, Estados Unidos, no es solo un lugar para conseguir películas, sino uno donde se las encuentra mirando portadas y caminando, eventualmente charlando con alguien. Por supuesto, y esto es obvio, el catálogo de clásicos es mucho mejor que el de los servicios de streaming. Pero no profundicemos en este debate, porque lo que importa acá es que Netflix ha sacado una serie llamada Blockbuster que trata sobre el último que queda en el mundo. No está en la misma ciudad que el real y tiene un número de empleados bueno para una sitcom laboral, pero algo absurdo para la realidad.
En estos diez episodios se cuenta la historia de Timmy (Randall Park), el gerente del local, que se entera de que es el último Blockbuster al comienzo del primer episodio. Decidido a no cerrar, intenta aprovechar desde el marketing su condición de dinosaurio fuera de época. Es un soñador algo inocente del cual muchos se aprovechan. Pero ama su trabajo y ama el cine. También tiene un secreto amor por una de sus empleadas, Eliza (Melissa Fumero), quien ha vuelto a ese trabajo luego de sus propios fracasos, incluyendo una reciente separación. También está el dueño de la propiedad y amigo de Timmy, Percy (J.B. Smoove) cuya hija es una de las empleadas del local. Y nada más, eso es todo. Simple y clara, lanzada al humor a partir de eso.
La creadora de la serie es Vanessa Ramos, la misma de Brooklyn-99 y por eso también se repite la protagonista de esa gran serie. El humor inteligente, tanto el sofisticado como el simple, también conviven aquí, además de la nostalgia propia del tema. Pero de ninguna manera consigue el humor arrollador de aquella otra serie mencionada. Solo los que sienten algo por la era del DVD se verán atraídos al tema y aunque hay mucho humor y la serie es divertida, lo cierto es que no pasa nada que pueda considerarse innovador o memorable. En esta primera temporada la serie no ha podido aprovechar la chance de tener unos buenos cameos de la edad dorada del DVD. Si consiguiera eso para una segunda temporada sería una buena inyección de identidad para apuntalar una serie que hasta ahora se mueve con lo justo.