Hasta los huesos (Bones and All, Estados Unidos/Italia, 2022) es la nueva película de Luca Guadagnino, el realizador de Llámame por tu nombre (Call Me By Your Name, 2017). En este caso la acción transcurre en Estados Unidos en la década del ochenta, en una especie de road movie que recuerda la fascinación de muchos directores no norteamericanos fascinados con la inmensidad de los paisajes de ese país. La protagonista de la historia es Maren (Taylor Russell) una joven que vive con su padre hasta que su condición de caníbal (por naturaleza, no por elección) la obliga a tener que aventurarse en soledad por las rutas norteamericanas. Allí se cruzará con otros de su condición, incluyendo a Lee (Timothée Chalamet), quien parece tener mucho más asumida su forma de vida y se mueve con mayor soltura en ese vagabundeo en busca de víctimas.
Hasta los huesos es ofensivamente morosa, pero ese exceso innecesario de aburrimiento lo completa con un alarde de sordidez que roza el mal gusto en varios momentos y en otros directamente cae de lleno en él. Apenas algunos paisajes le aportan belleza a un mundo espantoso y sin esperanza, tanto en la idea del director como en las imágenes que filma. Se trata de una película que necesita hacerse notar como una obra contemplativa, pero a la vez busca impacto con golpes de efecto bastante vulgares. Es difícil contener la risa frente a ciertos momentos escalofriantemente pretenciosos, pero la duración de la película se encarga de aplacar cualquier reacción, ya sea la risa, el llanto o el deseo de vivir en general.
Es una película de terror, pero también, y principalmente, una reflexión sobre dos marginales que intentan encontrar su lugar en el mundo. El cine clásico de Hollywood se ha construido con muchas historias como esta y ha demostrado, en los más variados géneros, lo efectivo que es elegir una road movie como marco para contar historias. Guadagnino, tal vez aterrado con la idea de que alguien disfrute o se entretenga, destruye todas las posibilidades que tenía entre manos. La banda de sonido es curiosamente mala y molesta, lo que demuestra que hay coherencia en esta película y su realizador. Está claro que la única película buena de Guadagnino, Llámame por tu nombre, lo fue gracias a que se trataba de un guión de James Ivory.