Thale es una adolescente de diecisiete años que se muda con sus padres a un pequeño pueblo después de que su madre obtuviera un nuevo trabajo en la policía local. Cuando una estudiante es asesinada brutalmente en una fiesta a la que asiste Thale, ella se convierte en una testigo clave del incidente. Pronto el pueblo deberá entender con qué clase de monstruo está lidiando. El espectador ya lo sabe, porque en el prólogo queda bastante claro. La amenaza que se cierne no es otra cosa más que el ataque de un hombre lobo.
Netflix nos ha permitido ver más películas noruegas en estos años que todas las que hayamos podido ver en cine en décadas. Lobo vikingo (Vikingulven, 2022) es una entre muchas. Hay que sumarla a otros títulos como Narvik (2022), El cadáver (2020), Punto rojo (2021), Trol (2022) y, fuera de la era Netflix pero disponible allí, Un viaje fantástico (Kon-Tiki, 2012) una verdadera obra maestra del cine de aventuras. Hay más, pero esta es una nuestra que da cuenta de la disponibilidad que hay para cinematografías menos conocidas. También es cierto que Noruega se mete en proyectos como estos, donde la calidad técnica es la exigencia mínima para hacer creíble la historia. La suma de citas al cine de Steven Spielberg no son suficientes para que la película incorpore algo del talento del director, sólo que lo recordemos.
Las limitaciones técnicas y de presupuestos no son reemplazadas por méritos formales ni una identidad visual que la vuelva original. Recién se despierta en las escenas finales, pero es muy poco lo que puede aportar. De hecho todo ese final tiene varias cosas de Hombre lobo americano (1981) de John Landis y, una vez más, sin encanto. El desenlace es bastante decepcionante. Películas que sin la era del streaming nunca habrías conocido o tal vez sí, porque los hombres lobo han vuelto a estar un poco de moda.