El suplente cuenta la historia de Lucio (Juan Minujín) un profesor de literatura que acepta una suplencia en su barrio, al que debe regresar para realizar su trabajo. Se reencontrará con su padre, apodado El chileno (Alfredo Castro), una verdadera leyenda por su compromiso con el barrio humilde y hoy cada vez más carenciado. Los narcos han ganado terreno y la pobreza convive con la inseguridad. Los alumnos están en permanente conflicto, por lo cual las clases son el menor de sus problemas o intereses. El grupo del que Lucio deberá hacerse cargo está desganados o simplemente agotado. El docente verá la manera de ayudar a los jóvenes, tanto en lo educativo como en los conflictos sociales que enfrentan.
El director de El suplente es Diego Lerman, quien como varios cineastas argentinos actuales, ha comprendido que el cine de narración clásica y fórmula ya probada es una gran opción para tratar los temas más complejos y profundos. Se nota que Lerman admira la manera en la cual Hollywood le enseñó al mundo hace décadas cómo encarar estos temas. No sólo Estados Unidos, claro, pero principalmente allí se ha trabajado el género del maestro con alumnos problemáticos. Para llegar a una audiencia más masiva sin subestimarla, Lerman se mueve por un terreno seguro. El suplente es una película que tiene elementos en común como muchas historias que ya hemos visto en el cine, desde Semilla de maldad (Blackboard Jungle, 1955) a La sociedad de los poetas muertos (Dead Poets Society, 1989) e incluyendo títulos como Un hombre nuevo (Renaissance Man, 1994), Mentes peligrosas (Dangerous Minds, 1995), Escritores de libertad (Freedom Writers, 2007) o Entre los muros (Entre les murs, 2008).
Sin embargo el encanto de El suplente es que está ambientada en la realidad argentina, con sus problemas, su identidad cultural, y todos los demás detalles vinculados con la idiosincrasia del país. Esto es lo que la vuelve más personal y diferente a las demás películas mencionadas, aun cuando se trate de una narración amable que no pretende abrumar al espectador o deprimirlo. Incluso en esos detalles parece una sólida historia al uso del cine norteamericano, incluso con el mencionado contexto local. Un doble acierto que favorece a la película.
También hay detalles de clara complejidad, como el hecho de que Lucio les propone analizar el relato policial literario al mismo tiempo que la propia película irá tomando elementos de este género. Las marcas de inteligencia de una película que no sorprende haya tenido éxito.
Algunas objeciones menores que se le pueden hacer es no tener una mirada profunda sobre los problemas de la educación en Argentina en general, algo que requeriría meterse en política, lo que la película un poco evita. Y también es notable que el momento dramáticamente más intenso sea algo que le pasa al protagonista y no a los alumnos. Aún con sus buenas intenciones y su efectiva narración, El suplente no puede ni quiere esconder que se trata más de una película sobre un profesor que sobre sus alumnos.