Sin novedad en el frente (All Quiet on the Western Front, 1930) es la primera de las tres más famosas adaptaciones que se han hecho de la novela de Erich Maria Remarque publicada en 1929. Este texto profundamente antibelicista, era una ficción inspirada en las experiencias del propio autor en la Primera Guerra Mundial. Más tarde el libro fue prohibido en Alemania y el autor se radicó en Estados Unidos con el ascenso del nazismo al poder. La película, luego de ataques de grupos nazis en los cines, también sería prohibida en Alemania y estrenada finalmente en el año 1956, lo mismo pasaría en Italia. Ni al propio Hollywood le pareció grave esa censura, aunque era evidentemente el prólogo de la Segunda Guerra Mundial. Para el estreno de Sin novedad en el frente las heridas de la Primera Guerra estaba todavía muy frescas y la sensibilidad con respecto al tema le jugaba tanto a favor como en contra.
El protagonista de la película es Paul (Lew Ayres) un joven estudiante con un posible gran futuro como escritor que, al igual que sus compañeros de clase, es arengado por un profesor para enlistarse en las filas del ejército alemán. Eufóricos por el discurso del profesor y el paso de las tropas, todos deciden sumarse. La película cuenta todo el proceso desde esa alegría inicial al desastre en el frente de batalla que los va destruyendo a todos. La novela y la vida real de Erich Maria Remarque tienen muchos puntos en común, más allá de que hay que sumarle las licencias poéticas de la película. El discurso de la película generaba aprobación general en aquellos años, pero una década más tarde perdería esa eficacia y el esfuerzo de Hollywood iría en dirección contraria. A lo largo de los años hubo diferentes versiones de este mismo films, con cortes y alteraciones, incluyendo una que terminaba con los nazis, en la década del treinta, quemando libros, incluyendo una copia de la novela de Erich Maria Remarque.
El director Lewis Milestone contó con un abultado y arriesgado presupuesto para hacer esta producción gigantesca, muy al estilo del Hollywood de aquellos años, antes del Código Hays pero sobre todo antes de La Gran Depresión. Finalmente se completó en tiempo y forma y terminó siendo un gran éxito de taquilla. Visualmente es muy novedosa y el paso del cine silente al sonoro le jugó a favor. Se armó y se filmó como una película muda y terminó siendo un largometraje sonoro. Esto les dio libertad para mover la cámara sin las trabas de los primeros años del sonido, donde nadie sabía bien como resolver los problemas técnicos. La película se destaca por sus movimientos de cámara, sus grúas, y la forma en que el encuadre maneja, en algunos momentos, un realismo brutal de avanzada. Como no había censura establecida en Hollywood, el largometraje es inusualmente sangriento e incluye también insinuaciones sexuales cuando los soldados se encuentran con varias mujeres francesas. Cuatro años más tarde nada de eso se podría haber hecho igual.
Desde el inicio hasta su inolvidable final, la película es un verdadero clásico. Citada, homenajeada, pero por encima de todo imitada, Sin novedad en el frente marcó el cine bélico de ahí en más. No sólo la versión del año 2022 tomó nota -después de todo es el mismo libro- de los aspectos visuales, también directores como Stanley Kubrick, desde La patrulla infernal (1957) a Nacido para matar (1987). Rastros de este largometraje también se ven en Starship Troopers (1997), Dunkerque (2017) y 1917 (2019). En la entrega de los todavía muy nuevos premios de la Academia, Sin novedad en el frente hizo historia. Ganó el Oscar mejor director y mejor película, siendo el primer film en obtener los dos premios. Lewis Milestone ganó aquí su segundo Oscar, siendo el primer director en obtener dos veces el premio a la mejor dirección y de hecho, el primer en tener dos Oscar en general. El productor de la película fue Carl Laemmle Jr. que al frente de Universal y en menos de una década, llevó a la pantalla a los grandes clásicos de la literatura de horror, con una serie de películas que serían los referentes máximos del género hasta la actualidad. Drácula, Frankenstein, La momia, El hombre invisible y La novia de Frankenstein -entre otros- son responsabilidad suya. A pesar de su enorme aporte a la historia del cine, tuvo que irse de Universal debido a los costos desmedidos de sus películas y la pérdida que iba acumulando. Fue uno de los que mejor aprovechó lo que se conoce como el cine Pre-Código. Sin novedad en el frente es uno de los más grandes largometrajes bélicos de todos los tiempos, tanto es así que aún hoy, su influencia, vuelve a tener un peso definitivo en los premios de la Academia.