En la década del noventa el gran director de cine de terror, Wes Craven, y el guionista Kevin Williamson realizaron la película Scream, que se transformó en un verdadero clásico del género, mezclando terror, comedia, drama y mucha autoconciencia. Luego vinieron las secuelas que llegan ahora hasta la sexta parte. Los sobrevivientes de los últimos asesinatos en Woodsboro se han mudado a Nueva York. Son las hermanas Carpenter, Sam (Melissa Barrera) y Tara (Jenna Ortega) y también hermanos Mindy (Jasmin Savoy Brown) y Chad (Mason Gooding) Meeks-Martin. Pero como indican las reglas de la franquicia, primero vemos un prólogo para presentar a Ghostface.
El prólogo es bueno y la mudanza a Nueva York es la gran novedad para darle aire a la saga. Los personajes van de lo divertido a lo insufrible y básicamente se repite todo lo mismo. Es tan simple como Scream en Nueva York. Está narrada con ritmo, tiene escenas de suspenso, el gore aparece recién en la segunda parte y el desenlace es lamentable. En promedio se podría decir que es aceptable, digna por momentos, tolerable, perdonable… y otros términos que se usan hoy para no resignarse a la idea de que estamos perdiendo el tiempo con repeticiones al infinito. Y sí, hay mil citas a otros directores, películas y a la propia saga. Muy divertido, aunque el 99% de la sala no tenga idea de ninguna de estas referencias y los que las reconozcan no puedan hacer nada con ellas tampoco.