Una experta francotiradora asesina (Jennifer Lopez) se ve obligada a dar en adopción a su hija recién nacida luego de ser atrapada por el FBI y acechada por poderosos delincuentes. Años más tarde se ve obligada a salir de su escondite para proteger a su hija, quién podría ser víctima de los viejos enemigos de su madre justamente para vengarse de ella. La niña, de doce años, no la conoce, pero aún así deberá confiar en esta mujer letal que sale a protegerla.
Esta película de acción protagonizada por una omnipresente Jennifer Lopez está dirigida por Niki Caro, directora neozelandesa con una filmografía interesante pero despareje que incluye títulos cómo Whale Rider (2002), McFarland, USA (2015), The Zookeeper’s Wife (2017) y Mulan (2020). En esta producción para Netflix prima esa mediocridad propia del streaming, aunque tenga algunos momentos más logrados que otros.Jennifer Lopez juega el papel de mujer ruda con un poco de exageración pero con energía. No falta el obligatorio plano de su lado posterior, algo que claramente es una imposición de la actriz. La película tiene una especial pasión por las escenas con fuego y un muy raro interés en mostrar a personas usando casco a la hora de andar en moto. La seguridad y el cine de acción no son una buena combinación.
Los villanos de la película son particularmente desafortunados y fuera de tono, posiblemente elevando a la protagonista. Gael García Bernal juega a ser un villano de James Bond pero parece más bueno que Lassie. Joseph Fiennes nunca fue un actor demasiado versátil y aquí confirma sus notables limitaciones.
Niki Caro arma algunos momentos de genuina tensión, algunas resoluciones de acción y varios planos espectaculares. El resto se mueve en una medianía tibia a la cuál algunas metáforas sobre lobos y humanos no la ayudan en nada.