UNA ESTRELLA FUGAZ
Después de la caída de los estudios en la década del 50 y el final de la edad de oro del cine argentino, nuestra cinematografía se dividió entre un cine de autor interesante y artísticamente notable y un cine popular de muy baja calidad técnica y temática. Por supuesto que hubo algunas excepciones, no todos los films de autor fueron buenos, así como también hubo algunos films comerciales interesantes. La combinación entre ambas categorías fue siempre una rareza. Con los años esta división fue aumentando, llegando a la última década en la que el cine de autor fue ignorado por el público y el cine popular pasó muy lejos de ser catalogado como “buen cine”. Pero entonces ocurrió un milagro, por decirlo de alguna manera. Surgió Nueve reinas, y por primera vez en mucho tiempo -antes y después- una excelente película logró pasar la barrera del millón de espectadores, una cifra que sólo habían conseguido los peores productos de origen televisivo. ¿A qué se debió ese éxito? ¿De donde salió Nueve reinas? La primera pregunta es más compleja de responder que la segunda. Patagonik, la máxima productora de cine de estilo industrial que existe en la Argentina, organizó un concurso de guiones, y luego produjo y filmó al que resultó ganador. Tan simple como eso. Al mejor estilo de la tradición del cine industrial se hizo un producto, una película para vender, pero realizada con mucha calidad y rigor.
El milagro argentino
Algo había en Nueve reinas que hacía vislumbrar que se trataba de un buen proyecto. ¿Intuición de la crítica? No, simple experiencia. El título era al estilo Hollywood. En Estados Unidos existe una tradición de titular las películas no de forma explícita, sino al contrario, de manera elíptica y ambigua. Esa forma es compatible con una idea sobre el cine, una manera inteligente de contar, de armar un film. Pero claro, eso sólo era un título. Los primeros afiches mostraban a Gastón Pauls y Ricardo Darín corriendo. En esa foto se podía apreciar también una idea de acción y de encuadre que parecía confirmar las sospechas positivas acerca del film, pero, nuevamente, un título y una foto no lo son todo. Entonces, llegó el momento de ver la película y las máximas esperanzas se cumplieron: Nueve reinas era excelente, muy por encima de la media del cine industrial argentino y, en muchos aspectos, también por encima del cine de autor contemporáneo al film. Nueve reinas confirmó además lo que todos sospechábamos: crítica más, crítica menos, el espectador argentino siente un gran placer cuando una película argentina es indudablemente buena, y eso produce fenómenos como el que ocurrió a continuación de su estreno. También fue una de las pocas veces en que público y crítica coincidieron en su eufórica apreciación. Lo más sorprendente fue la línea que el film dibujó en su taquilla, aumentando con el correr de las semanas el promedio de espectadores, en lugar de bajar, como ocurre con la inmensa mayoría de las películas. Muchos de los films norteamericanos que pasan la barrera del millón de espectadores lo hace en las primeras semanas, pero Nueve reinas tardó en llegar a ese número, manteniendo el éxito mes a mes. El boca a boca operó, sin duda, a favor de la película, hecho que la convirtió en un triunfo merecido y auténtico, ganado -únicamente- por el mérito de quienes la hicieron.
Parece tan sencillo
Los actores tienen diálogos y éstos son directos, claros, cortos, inteligentes. Los expresan con claridad, no dudan, no tiemblan, no improvisan, dicen lo que tiene que decir, y lo dicen rápido. Esto que parece tan sencillo no ocurre casi nunca en el cine argentino de las últimas décadas, pero sí sucede en Nueve reinas. Y no es poco que ocurra, se logra con actores talentosos, pero sobre todo con un director riguroso que sabe ejercer su oficio y un guionista que sabe escribir. En Nueve reinas ese guionista y ese director fueron la misma persona: Fabián Bielinsky. Aunque no se trata sólo de buenos actores y precisos diálogos, también se descubre una estructura dramática sólida, una puesta en escena precisa y varios recursos extras que conforman el todo impecable de este hito del cine nacional. Porque Nueve reinas posee ritmo, gracia, humor, un montaje veloz, una fluidez narrativa de primer nivel, una vuelta de tuerca y ese toque tan único que sólo poseen los clásicos, un truco que funciona no sólo en el cine industrial. Hablamos de ese punteo tan particular en el que el protagonista se pregunta una y otra vez el título de una canción y es en el último segundo cuando lo recuerda, y entonces, la canción suena con los títulos del final. Un chiste muy sencillo que se convirtió en la cereza de un postre perfecto. Se salía del cine con una felicidad total. Nueve reinas batió récords, se estrenó en Estados Unidos y hasta tuvo una remake en Hollywood llamada Criminales.
El largo adiós.
En el 2005 Bielinsky estrenó su segundo film, El aura (tapa de LeerCine número 1, acompañada por una extensa nota sobre el mismo), en donde mostraba todo su talento, confirmaba su extraordinario estilo y marcaba, incluso, una variedad de tono con respecto a Nueve reinas. Ricardo Darín, por su parte, nos brindaba otra actuación memorable. Nueve reinas no había sido una casualidad, era producto de alguien que sabía lo que hacía. Pero entonces ocurrió lo que nadie podía anticipar, el 28 de junio del 2006 Fabián Bielinsky falleció como consecuencia de un ataque cardíaco en un hotel de San Pablo, ciudad a la que había viajado para filmar un corto publicitario, profesión a la que se dedicaba así como hacen -para vivir- muchos de los directores de largometrajes en nuestro país. La tristeza por la muerte prematura de alguien siempre es dolorosa, pero para el cine argentino la sensación fue más que desoladora. Su desaparición pareció marcar el final de un sueño. Bielinsky había articulado por primera vez dos formas aparentemente incompatibles de hacer cine en nuestro país. Ahora, sin él, lo primero que sentimos es que se termina la esperanza de un buen cine hecho para llegar a mucha gente sin que esto sea sinónimo de baja calidad y de un cine de autor que no pretenda ser críptico o de elite. Dos películas en seis años, dos obras que merecen un gran espacio en la historia del cine argentino. Si bien no sirve de consuelo, estamos convencidos de que con los años Fabián Bielinsky será recordado, no por lo que pudo ser, sino por lo que fue: uno de los mejores cineastas de toda la historia del cine nacional.
NUEVE REINAS
Fecha de estreno: 31 de agosto del 2000
Dirección: Fabián Bielinsky
Guión: Fabián Bielinsky
Fotografía: Marcelo Camorino
Música: César Lerner
Montaje: Sergio Zottola
Intérpretes: Ricardo Darín, Gastón Pauls, Leticia Brédice, Tomás Fonzi, Alejandro Awada, Elsa Berenguer, Roly Serrano, Celia Juárez.