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UN NOVIO PARA MI MUJER

De: Juan Taratuto

APUESTA A LA COMEDIA ROMÁNTICA

Juan Taratuto ha hecho en sus primeros tres films algo que pocos directores hacen en el cine nacional actual: buscar un género determinado y trabajar a partir de sus estructuras y sus reglas. A juzgar por la taquilla, le ha ido cada vez. No sos vos soy yo, ¿Quién dijo que es fácil? y Un novio para mi mujer han demostrado que su cine funciona muy bien con el público. Si tenemos en cuenta que su intención es hacer cine para el público, los resultados han sido inmejorables hasta ahora. Es cierto que esta vez el éxito tiene un poderoso apoyo inicial a nivel publicitario, pero la supervivencia en las salas y en la taquilla no se debe sólo a eso. Gente ajena al alcance de los multimedios se acerca semana tras semanas a ver esta comedia romántica protagonizada por Adrián Suar, Valeria Vertuccelli y Gabriel Goity. Se trata de un film de género y por lo tanto está planteado con una estructura que no por ser previsible pierde interés, sino al contrario. Un marido harto de su esposa insufrible decide contratar a un “experto” para que la enamore y de esa forma se precipite el divorcio. El guión está bien estructurado y las primeras escenas plantean con claridad el conflicto. Aunque Valeria Vertuccelli dista mucho de ser una clásica heroína de comedia romántica, las situaciones resultan igual de graciosas y se genera una interesante tensión que aumenta la necesidad de un cambio en la trama. Un exceso de malas palabras hace pensar que se busca transgredir el género, alejándose de la pureza de la “screwball comedy” clásica -la hermana mayor y más efectiva de las comedias románticas- y coqueteando con ciertos tópicos del grotesco. En ese espacio, la actuación de Adrián Suar es la que pone un coto a esa tendencia peligrosa del film. La trama busca también parodiar el policial con la aparición del personaje de Goity, cuyo tono y cuyo vestuario son iguales de efectivos y cómicos. El resto del film busca con mayor o menor suerte transitar al mismo tiempo por la comedia y por el romanticismo, aunque no siempre consigue los resultados adecuados. Tal vez los muchos años de un cine argentino amargo, triste y solemne, parecen desteñir un poco la energía, el color y la velocidad de un género tan querible como el de la comedia romántica. Pero que un realizador intente una y otra vez volver sobre este tipo de films, que un productor importante apueste a eso y que finalmente el público lo apoye en la taquilla, demuestra que, más tarde o más temprano, el cine de género puede llegar a encontrar en nuestro cine ejemplos que además de generar éxitos en la venta de entradas la puedan dejar su marca entre lo mejor de la cinematografía nacional.