Un conductor de un programa de radio dedicado a historias de terror recibe llamados de sus oyentes. Escucha sus historias y él cuenta otras. Las historias el espectador las ve, como cortometrajes. Así, a lo largo de la película, vemos estas historias mientras avanza la trama vinculada con el propio conductor del programa y un llamado repetido y confuso que él recibe.
Los hermanos Onetti son un verdadero lujo dentro del cine de terror, más raro aun dentro del cada vez más prolífico cine de terror argentino. Pero mientras que el género no termina de encontrar su forma definitiva, los Onetti avanzan a pasos firmes y deslumbrantes por el género. Su trabajo suele tener un fuerte implemento de evocación de diferentes subgéneros del terror. Coquetean con el gore de Tobe Hopper en Los olvidados, pero su marca de fábrica es el más puro y perfecto giallo que trabajaron en varios de sus títulos, en particular en Abrakadabra. En el film que acá analizamos (y que tiene otros directores para las pequeñas historias dentro de la trama) se emparentan con los recordados y queridos títulos de Amicus Productions de Gran Bretaña. En aquellos films, una trama principal solía dar pie a muchas otras pequeñas historias.
Por supuesto que estas apuestas son siempre desparejas y por momento hay algo de rutina. Pero aun así, con algunas historias más inspiradas que otras, los Onetti consigue cerrar una película divertida con varios momentos excelentes. De la calidad técnica en ellos no hay que volver una y otra vez, aunque aquí, por los motivos explicados, la estética no puede tener el mismo rigor que en sus películas anteriores. Y finalmente algo insólito que les gusta lograr siempre: no se puede saber a ciencia cierta a que país pertenece la película. En este caso la historia está casi completamente contada en inglés. Su cine es definitivamente universal.