El documental A una legua, escrito y dirigido por Andrea Krujoski, sigue los pasos de Camilo Carabajal, músico y compositor, que con su bombo legüero, pasea entre la música, la tecnología, la ciencia e incluso la ecología a lo largo de toda la película. Desde lo más tradicional hasta la vanguardia, el documental muestra muchas cosas interesantes pero que podrían haber sido sintetizada en una película más corta. Todo lo que es información sobre la construcción de un bombo, la idea de hacer este instrumento con material reciclable y la grabación de archivos de música en el ADN de una bacteria y, desde allí, ser recuperada y vuelta a transformar en música.
Tal vez temas muy interesantes que merecen un espacio por separado. Lo que debilita –en comparación- al film son los momentos cotidianos y sin información valiosa o interesante que pueda atrapar al espectador. A pesar del carisma del protagonista y de su genuino amor y fascinación por lo que se cuenta, a la película le cuesta encontrar un eje más sólido que una todo la narración.