Amy Schumer no es una comediante que me genere particular simpatía, pero con el tema de las comedias el sistema es muy sencillo: si te hace reír, funciona. No hay más nada que agregar. Y Algo embarazada es graciosa. No es una obra maestra, pero los gags saben cómo sorprender, las situaciones previsibles tienen una vuelta de tuerca más y los chistes excesivos y polémicos se mueven por un terreno efectivo. La protagonista sueña desde niña con formar una familia y ser madre. Cuando sus sueños se ven violentamente frustrados, su angustia la lleva a idealizar el embarazo del resto de las mujeres y toma una decisión delirante: fingir que está embarazada. Será, obviamente, el comienzo de un callejón sin salida de mentiras delirantes. El resultado, desparejo, termina con un saldo positivo.
El humor físico femenino era una cuenta pendiente dentro del cine americano y el siglo XXI trajo el cambio de la mano de Melissa McCarthy, Kristen Wiig y Kate McKinnon, entre otras grandes actrices, guionistas y directores. Algo embarazada se suma a esa comedia slapstick femenina y le suma el embarazo a ese humor. Producida por Adam Sandler, la película se conecta también con ese tipo de humor, algo que muchos aceptan y otros tantos rechazan de plano. En este caso, yo estoy entre los que aceptan. Algunos secundarios famosos, expertos en comedia, terminan por apuntalar a la protagonista para que las escenas se ajusten a su estilo y energía.