Peliculas

Alice (Subservience)

De: S. K. Dale

Alice (Subservience) (Estados Unidos, 2024) es una película de ciencia ficción sobre un futuro igual a nuestro presente, pero donde los robots ya son capaces de realizar una gran parte de los trabajos que antes realizaban los humanos. Son humanoides que no pueden diferenciarse de las personas a primera vista, aunque sus conductas y su lenguaje los delatan rápidamente.

Con su mujer en el hospital, Nick, un padre en apuros para combinar su trabajo y el cuidado de su niña y su bebé, compra una Inteligencia Artificial para ayudarle en las tareas de casa. No es cualquier inteligencia artificial sino una humanoide insólitamente bonita y ridículamente vestida para destacar su cuerpo. La actriz que la interpreta es Megan Fox, quien supo ser por un breve lapso de tiempo una sex symbol muy famosa del cine, aunque su carrera luego se apagara. Está claro que este robot, llamado Alice por el amor de la hija de Nick por Alicia en el país de las maravillas, tiene condiciones para mucho más ser un asistente y la película, sin ningún pudor juega con eso desde el comienzo. Es casi una comedia la manera en la que explota la aparición de Alice en la vida de este padre trabajador y marido que tiene a su mujer en el hospital. No pasará mucho tiempo para que Alice aparezca en ropa interior injustificadamente sexy y provoque de todas las formas posibles a Nick.

La película se inicia con algunos de los dilemas morales de las películas de ciencia ficción con humanoides. Con algunas cosas de Inteligencia Artificial (2001) de Steven Spielberg, se asoman temas interesantes en la primera parte de la historia.  Incluso aunque juegue sin pudor la carta de la seducción sexual, este tema también plantea conflictos sobre los humanoides versus la experiencia humana. Pero la intención de la película es ser una remake alocada de la nada sutil La mano que mece la cuna (1992) de Curtis Hanson, uno de los más exitosos y emblemáticos títulos de los años de la paranoia sexual en el cine. Aquel show de efectismo salvaje funcionó para el público y acá se toma bastante de eso, incluso con menor sutileza, aunque con otros ribetes.

En su afán de bodrio descontrolado la película se sostiene un rato, pero luego se queda sin ideas y se lanza a un disparate que convierte a La mano que mece la cuna en una pieza elegante y sobria en comparación. La cara inexpresiva por razones ajenas al guión de Megan Fox consigue que su personaje funcione, pero ya pasados ciertos límites la ridiculez deja de ser divertida. Cuando eso pasa aún no ha empezado el último tercio y quedan varias vueltas de tuercas más, bien al uso del cine fines de los ochenta y principios de los noventa. Algunas risas pueden (del espectador) pueden hacer más llevadero ese final, pero incluso consumida de forma irónica, Alice (Subservience) termina siendo mala.