Las comedias españolas de humor negro de las últimas tres décadas nos hacen siempre pensar en Álex de la Iglesia y sus grandes películas. Incluso él mismo ya no hace aquel gran cine que combinaba los dos géneros, pero aún así, nostalgia mediante, seguimos siempre esperando. Ciertos actores, modos y la locura española también nos recuerda a Pedro Almodóvar, pero definitivamente el director manchego ha dejado atrás la comedia desenfadada. Pero acá estamos, esperando que Alimañas nos traiga algo de aquella felicidad. Tal vez por eso la decepción es grande. Si no pidiéramos tanto, es posible que algo bueno se podría sacar de esta comedia de humor negro. Dos hermanos muy distintos entre sí, Carlos (Carlos Areces) y Paco (Jordi Sánchez), están unidos por la ambición de heredar un edificio propiedad de su madre, ya anciana. La apuesta a su cercana muerte se vuelve más complicada de lo que parecía, además de siniestra. El resto de las personas del edificio quedan involucradas en esa locura y entre gritos, golpes y traiciones, se desarrolla esta comedia más o menos previsible que logra de tanto en tanto un buen chiste, pero que en promedio está forzada y suena a la versión mala de aquello que vinimos a buscar en primer término.
