LOS PROBLEMAS DEL AMOR
La carrera de Drew Barrymore, nieta del legendario John Barrymore, ya era brillante cuando en 1982 formó parte del elenco de E.T, el extra-terrestre. Tenía sólo siete años en aquella época y su fama se fue apagando poco a poco hasta que a mediados de los noventa volvió a tomar el control de su carrera de actriz, a la que le sumó su nuevo trabajo como productora y, recientemente, su debut como directora. Su espíritu libre, su inteligencia y su sentido del humor le han permitido burlarse de sí misma y no tomarse demasiado en serio. Brilló en el drama y en el cine de acción, pero sin duda en la comedia romántica ha escrito algunas de las mejores páginas de ese género en la última década. Aunque si bien es cierto que algunas de las comedias románticas que ha protagonizado no son brillantes, también es cierto que muchas otras sí. Y no hay duda de que en estas últimas es la inteligencia de la actriz lo que marca la diferencia, ya que sus personajes siempre son interesantes y las historias que estos films cuentan, mucho más adultos y complejos que la mayoría de los exponentes actuales del género. Como si fuera la primera vez, Letra y música y ahora Amor a distancia son tres ejemplos entre varios más.
Amor a distancia parte de una estructura de género, dividida en los tres característicos bloques que poseen estos relatos, la película renueva el interés en la comedia romántica por ofrecer no sólo el humor y el romanticismo propio de esta clase de films, sino también, una mirada adulta sobre los conflictos de pareja, los sinsabores de la vida conyugal, los problemas que acarrea el lugar donde uno vive y los trabajos que uno elige. La historia relata el encuentro entre una periodista (Drew Barrymore) que intenta abrirse paso en el mundo laboral y un empleado de una discográfica (Justin Long) que desea producir buenas bandas en lugar de grupos mediocres. No estamos acá frente a una comedia para preadolescentes (perdón la imprudencia de prejuzgar, estoy generalizando), sino de un film adulto, con ideas adultas, con una mirada poco naif a pesar del romanticismo que le dicta el género. Se adapta de todas formas a los tiempos que corren con algo de humor subido de tono, pero eso no le juega en contra, por el contrario, le suma más a la idea de que las miradas del guionista y la directora van más allá del producto edulcorado y sin aristas. Es posible que sea la propia Barrymore la que elige estos excelentes guiones o la que pide que se jueguen un poco más; como sea, hay que decir que también aquí aparece por momentos ese tono agridulce que se suele percibir en sus mejores films. Finalmente, y sin olvidarnos del excelente reparto que acompaña a la pareja protagónica, cabe remarcar que Justin Long está a la altura de tan talentosa compañera y que juntos forman una dúo creíble y facil de querer. Hay que sumarle a todo esto: unos diálogos impecables, una excelente puesta en escena y una banda de sonido que suena espectacular. Con los géneros cinematográficos siempre pasa que, cuando uno cree que ya no pueden volver a cautivarnos, alguien llega y nos demuestra lo contrario. En este caso, la película busca y consigue armar un discurso lejos de una mirada edulcorada o primitiva del amor. Nuevamente habrá que atribuirle a Drew Barrymore el apostar a una mirada contemporánea no solo de la pareja, sino de los roles masculinos y femeninos en las relaciones. Comprar el discurso de esta comedia romántica no es comprar un discurso reaccionario, como ocurre en los malos ejemplos de este género. Estos son los elementos que van explicando en diferentes niveles el por qué de la efectividad de Amor a distancia. En esa combinación de inteligencia, humor, romanticismo y mirada adulta del mundo está el secreto por el cual se puede afirmar que Amor a distancia es la comedia romántica del año.