Amor al cuadrado es una comedia romántica polaca disponible en Netflix. La era del streaming logró lo que nunca hubiera pasado en las salas de cine: películas de género de todo el mundo pelean de igual a igual. Claro que una cosa es pagar una entrada para ver un solo film y algo muy diferente es pagar una mensualidad y recibir muchas. La calidad sigue siendo el problema, pero al menos ahora podemos ver el cine mediocre de todo el planeta, no solo el de Estados Unidos. Comedias románticas de Polonia, España, México, India, Nigeria y demás países con producción cinematográfica con poca llegada a nuestro país, ahora están disponibles para nosotros.
El protagonista es un mujeriego que debe hacer una sesión de fotos con una modelo que no conoce. Aunque las cosas no salen del todo bien en la primera producción, ambos son contratados para una gran campaña. Pero ella lleva una doble vida que él no conoce. Además de modelo es la maestra de la sobrina del galán en cuestión.
Las comedias de enredos de identidad son tan antiguas como el cine, pero alcanzaron su punto más alto en la década del treinta y del cuarenta, con las screwball comedies de Preston Sturges, Howard Hawks y otros. Personajes que fingían su identidad mientras no podían evitar enamorarse. Sturges fue el que mejor logró este tipo de conflicto, llevándolo a un nivel más allá de la pareja. En Argentina Manuel Romero y Carlos Schlieper también supieron trabajarlo. Luego esto pasaría a la televisión de forma más adocenada y menos brillante.
Viviendo en el paradigma de los superhéroes, hoy se puede leer que alguien cree que los equívocos cómicos de identidad nacieron con el Superman (1978) de Christopher Reeve. Qué alguien averigüe en quien se inspiró el actor para su Clark Kent y las cosas quedarán más claras. Acá la doble identidad le corresponde a ella, quien es una adorable maestra y abnegada hija de un mecánico para luego convertirse en una modelo publicitaria profesional.
En el medio hay un par de subtramas que gritan en cada escena: Miren lo que se le ocurrió al guionista! Y la protagonista es bastante mejor que el protagonista, un actor que la mayor parte del tiempo no se sabe a donde ni a quien mira. Inspirarse en los géneros no tiene nada de malo, pero hacer copias baratas para producir contenidos es simplemente una perdida de tiempo para los espectadores.