Batman eternamente había sido un descenso significativo con respecto a los dos films de Tim Burton. Aun así, Joel Schumacher en esa película había luchado por generar un nuevo estilo. Le quitó algo de oscuridad, le agregó una paleta de colores más alegre y apostó a un traje de Batman algo polémico, sobre el cual posó su cámara sin empacho. También cambió al actor, por supuesto. El éxito acompañó a la película por lo cual rápidamente se filmó una cuarta película de este ciclo de films de Batman. Lo que le da la idea de una saga es la presencia en los cuatro títulos de Michael Gough como Alfred y Pat Hingle como el comisario James Gordon. El apuro en el rodaje fue el primer gran error del proyecto.
Con Robin (Chris O´Donnell) ya presentado en el film anterior, ahora Batman sería personificado por George Clooney. La elección del actor se descubre muy desafortunada desde la escena inicial, donde el tono de Clooney resulta demasiado relajado y simpático, aunque no intente serlo. Además la máscara muestra demasiada cara, con lo cual esa gestualidad no es tapada cuando debe ser un poco más intimidante. Pero Clooney es el defecto más leve de esta catástrofe cinematográfica. Ya no es una cuestión de estética, sino de pérdida total de brújula. Cualquier mérito que con mucho esfuerzo uno hubiera podido darle al film anterior de Schumacher acá es imposible. Las escenas de acción son torpes y se ven insólitamente baratas, como si fuera un film de bajo presupuesto. Por problemas en el rodaje la mayoría de las escenas de Batichica (Alicia Silverstone) quedaron afuera y su presencia en la acción está mal insertada. No es que el montaje sea malo en su ejecución, es que le faltan planos a la película.
Los villanos son un asunto aparte. Está bien el drama del Capitán Frío (Arnold Schwarzenegger) con la esperanza de sanar a su esposa, pero el actor está fuera de tono de una punta a la otra de la película. Uma Thurman como Poison Ivy tampoco se siente a gusto y su muerte es casi un chiste. Casi, pero no es un chiste, porque la ausencia de oscuridad no es reemplazada por un humor divertido ni simpático. El dato curioso es que también aparece por primera vez Bane como villano en una película, interpretado por el luchador Robert Swenson. Su personaje es particularmente desangelado y sin mayor interés. Aun más gratuita y sin fuerza es la presencia de Julie Madison (Elle McPherson) como el interés romántico del protagonista.
Analizar los temas es darle demasiado valor a una historia sin arreglo. Cada decisión es equivocada. Cada plano, vestuario, efecto especial, diálogo, misterio, todo es evidentemente malo. Es un problema cuando cualquier espectador puede ver tan claramente que no se ha logrado el objetivo. Todo ha sido objeto de burla e incluso se sabe, sin ironía, que George Clooney ha reembolsado la entrada a muchos espectadores, un golpe de efecto que sirve para explicar lo bochornosa que fue para él la experiencia. Joel Schumacher también se sintió muy defraudado, pero aun así luchó para hacer un tercer film -algo que de hecho estaba programado- que le permitiera reivindicarse. La taquilla internacional salvó a la película de un desastre económico, pero el pedido del director no fue aceptado y Batman quedó sin otro film de acción en vivo durante una década.