LA MISMA MUJER
Woody Allen es un cineasta veterano que ha pasado de la comedia al drama sin problema, que ha filmado mayormente en Manhattan pero que desde el comienzo de su carrera ha salido también a recorrer la costa Oeste de su país, Europa y hasta Centroamérica. Varios actores y actrices han ganado premios gracias a trabajar con él y el propio Woody Allen ya acumula muchos reconocimientos que incluyen cuatro premios Oscar, tres por guión y uno por dirección. Esta leyenda viviente no siempre ha logrado obras maestras y aunque el público nunca se alejó del todo, la crítica durante ya casi dos décadas le desconfía. Lo cierto es que Medianoche en Paris (2011) fue su film más taquillero y su retorno oficial al mercado, además de una renovación entre sus seguidores. Aunque no hay una unanimidad total, en promedio los críticos han considerado hemos considerado- que el esplendor de Woody Allen va de Annie Hall (1977) a Crímenes y pecados (1989) más allá de que antes o después haya tenido grandes películas. Entre el 77 y el 89 Allen hace muchas películas extraordinarias juntas. A las dos mencionadas se le puede sumar una decena de grandes títulos. Luego se vuelve desparejo y se va diluyendo su fuerza a lo largo de una filmografía que nunca baja su ritmo de producción.
Pero ahora con Blue Jasmine (2013) Allen también demuestra que su cine podrá ser muchas cosas pero no es rutina. Con una lucidez y una crudeza perturbadoras, Allen saca de la galera una de sus películas más logradas. La historia es la de Jasmine (Cate Blanchett) una mujer de clase alta que se va a vivir momentáneamente con su hermana Ginger (Sally Hawkins) de clase baja luego de una terrible ruptura con su marido (Alec Baldwin) que terminó preso (luego sabremos más) quedando ella en total bancarrota. Jasmine se ve a sí misma como una ganadora, mientras que desprecia la condición de perdedora de su hermana. Ambas son adoptadas, lo que explica muchas de sus diferencias. El gran mérito de esta película de Woody Allen consiste en que vuelve a sus mejores armas como realizador. La fluidez del relato, la manera en la que Allen se pone serio sin ser solemne, van construyendo una película bella, intensa, una reflexión amarga pero brillante acerca de la condición humana. Como en los mejores films del director, los actores brillan y aunque Blanchett queda a centímetros de la sobre actuación, la película no pierde jamás su rumbo y ella finalmente se luce. Si Allen había vuelto con films ligeros y amables como Medianoche en Paris y A Roma con Amor, con Blue Jasmine retoma su variable más oscura y pesimista. Es notable la manera en la cual Allen recupera sus armas más fuertes. Por un lado la mencionada dirección de actores (piensen nada más que Sally Hawkins era la insoportable protagonista de Happy Go Lucky de Mike Leigh y acá está impecable), por el otro el tono duro pero no sórdido, la tragedia que nunca se subraya y finalmente, y este es tal vez el máximo mérito del film, una capacidad narrativa que lo retrotrae a su esplendor. Blue Jasmine está bien filmada. La cámara clásica y natural de Allen se mueve con soltura por el relato, nunca asume planos solemnes o importantes, simplemente sabe que hay un solo lugar para estar y encontrar el tono exacto. Desde aquel esplendor que Allen no lograba esto y por eso es una doble alegría que haya vuelto. No solo a hacer una gran película sino también a hacerla de la forma más fiel a su propio estilo.