Hasta la llegada del streaming como norma, y no como excepción o novedad, la idea del cine mundial que teníamos era mucho más acotada de lo que creíamos. Bueno, los cinéfilos tenemos interés más allá de los estrenos en salas, incluso en festivales. Pero ver películas de cine comercial más allá del propio país o Estados Unidos era una tarea difícil. Hoy eso ha cambiado y podemos ver en que anda el cine taquillero de cada nación. De pronto, tenemos al alcance de la mano en el cine de la India y Nigeria, las industrias más prolíficas junto a Estados Unidos. Y también el cine de Asia y Europa, pero no el de autor, sino el de género. Tal vez en un año más nos aburramos, mientras tanto, una vuelta por el mundo no está mal.
Borning: Asfalto en llamas (2020) es un film noruego que emula a la saga de Rápido y furioso en variable comedia nórdica. Lo curioso es que este estreno en Netflix es una tercera parte, lo que prueba que viene arrastrando un éxito consigo. La trama se entiende perfectamente y, salvo algunos chistes que claramente remiten a los films anteriores, se puede ver sin problemas, al menos en ese aspecto. Los primeros dos films son del 2014 y del 2016, respectivamente.
Roy (Anders Baasmo Christiansen) está a punto de casarse. Él y sus amigos fanáticos de los autos hacen una fiesta al aire libre con el paradisíaco paisaje noruego de fondo. La escena inicial tiene ese marco impactante y el colorido de los más variados autos de colección. Una misteriosa mujer alemana (Alexandra Maria Lara) se acerca a Roy y él, borracho, la besa, respondiendo a una provocación de ella. Resulta que esa mujer es la ex de la futura esposa de Roy. Al otro día, cuando la caravana de autos va a la boda, la mujer, llamada Robyn, se adelanta a todos ellos con su Porsche y llega primero a la boda, también al aire libre. Cuando habla con la novia la boda se interrumpe, pero al mismo tiempo surge un desafío: Una carrera en Alemania para resolverlo todo. El viaje desde Noruega realizado por Roy, su hija, y sus amigos, es el centro de esta comedia de autos.
Los protagonistas no son jóvenes galanes, ni musculosos atletas, son de cuarenta años para arriba y encajan perfectamente en la idea de ser coleccionistas de autos clásicos. Las mujeres no son modelos ni bailan en bikini antes de cada carrera. Este universo no es el de los primeros films de Rápido y furioso, aun cuando hay carreras, desafíos y mucho amor por la velocidad. Tiene, eso sí, un amor por la inverosimilitud que la une a los últimos films de la saga con Vin Diesel. Pero inclinando la balanza hacia la comedia cada vez que puede.
No es que la película tiene humor, la película es una comedia. Más cerca de Los locos del Cannonball o Cupido motorizado que de un film de acción. Eso es también lo que permite que aceptemos sus limitados efectos especiales y algunas escenas de acción que son más de dibujos animados que otra cosa. Pero para ser sinceros, la película es muy simpática aun siendo bastante limitada. Enojará a los que busquen una megaproducción seria, pero divertirá a los que disfrutan de una comedia un poco tontolona y aman los autos clásicos.