VIVIR Y MORIR EN ALBUQUERQUE
Si un personaje entra por una puerta, no pasa nada. Pero si entra por una ventana, ahí tenés una escena. dijo el gran Billy Wilder. Con la misma idea en mente, es posible que hayan ideado el comienzo de Breaking Bad. Unos pantalones vuelan por el aire en mitad de la ruta. Un hombre en calzoncillos maneja una casa rodante a toda velocidad, desesperado, huyendo vaya a saber de quién, yendo vaya uno a saber donde. Stephen King, nada menos, dijo que fue ese comienzo lo que lo enganchó con la serie. El que maneja la casa rodante es Walter White (Bryan Cranston), y al ver en esa situación es difícil imaginar quien era poco tiempo antes. La trama retrocede para presentarnos a White, para ver como un hombre común puede transformarse ese personaje demencial.
Walter White (Bryan Cranston) es un profesor de química en un instituto, padre de un joven discapacitado y con una mujer (Anna Gunn) embarazada. Walt, además, trabaja en un lavadero de coches por las tardes. Debe soportar diferente humillaciones y se siente frustrado. Cuando le diagnostican un cáncer pulmonar terminal se plantea qué pasará con su familia cuando él muera. En una redada de la DEA organizada por Hank Schrader, su cuñado (Dean Norris) reconoce a un ex alumno suyo, Jesse Pinkman (Aaron Paul), a quien contacta para fabricar y vender metanfetamina y así asegurar la estabilidad económica de su familia. La idea es vender un poco para ganar algo de dinero, pero en muy poco tiempo las cosas se van encadenando hasta que White se transforma en el más grande y mejor productor de metanfetamina de la región.
El crecimiento dramático de la serie es impecable en los primeros capítulos. Siendo claramente la caída de la bañera a través del piso uno de esos golpes de efecto que sacuden a las audiencias en todo el mundo. Luego la serie extiende el drama un poco de más, pero esto es imperceptible para quienes ven la serie una vez a la semana. Es importante notar que vista toda de corrido en poco tiempo, la mayoría de las series delatan sus trucos para repetir información o los ganchos entre capítulos que se vuelven menos necesarios si alguien ve capítulo tras capítulo. Los personajes secundarios van aumentando el interés. En la temporada dos, capítulo ocho aparece Saul Goodman, uno de los personajes más recordados de la serie. De hecho el título se llama como las publicidades que el inescrupuloso abogado realiza para promocionar su trabajo: Better Call Saul (mejor llama a Saul). Ese mismo título se transformaría en el 2015 en una nueva serie, también con Bob Odenkirk en el rol protagónico.
A lo largo de las cinco temporadas y los sesenta y dos capítulos los personajes llegan a situaciones extremas y vuelven, a veces al punto en el cual estaban, de las maneras más inesperadas o sorprendentes. Algunos capítulos son contundentes, otros son más bien de transición y en algunos casos las pretensiones estéticas de la serie no están a la altura de los resultados. Pero es así donde los personajes secundarios van sumando puntos. Jonathan Banks (recuperado actor secundario de los 80) como Mike es un gran personaje y sin duda también lo es Giancarlo Espósito en su rol de Gus Fring, y el inolvidable local de comida Los pollos hermanos.
Para muchos, incluyendo los encargados de entregar premios, Breaking Bad es una de las mejores series de la historia. Y para muchos fanáticos de las series, se trata de la mejor serie de toda la historia. Se esté de acuerdo con esto o no, lo cierto es que el prestigio que posee la serie es enorme, sin lugar a dudas. Además del creador de la serie, Vince Gilligan, que entre sus antecedentes está el haber participado de Los Expedientes secretos X, el más beneficiado e identificado con la serie es Bryan Cranston. Cranston tuvo una larguísima carrera como actor de reparto en televisión y cine. Siendo su papel de padre torpe y atribulado en Malcolm in the Middle el más recordado de todos. Si bien Anna Gunn como Skyler, la esposa de White también se luce. Y aunque queda claro que los personajes de Jesse Pinkman (Aaron Paul) y Hank Schrader (Dean Norris) son claves para el desarrollo de la totalidad del a serie, es White y su actor el corazón mismo del éxito y el prestigio de la serie.
Walter White es una personaje con una evolución pocas veces vista en la historia de las series y eso solo se puede conseguir gracias al talento de Cranston. Con el apuntalamiento moral de Pink y Hank que ofician como las puntas opuestas), White hace un recorrido minucioso, lleno de detalles interesantes. Y como si de la versión siniestra de un héroe se tratara, White también tiene una doble personalidad. White es como Bruce Wayne o Diego de la Vega, mientras que Heisenberg es el Batman o El Zorro en clave de monstruo. Aun así, la serie busca todos los medios para entrar y salir de las miserias de sus personajes principales para que no sean tan desagradables. Con el correr de los capítulos se termina descubriendo la grandeza de Hank, un personaje bastante poco heroico al comienzo, pero igualmente mucho más recto que el protagonista.
Serie ideal del siglo XXI, Breaking Bad se regodea en la miseria y fluctúa entre lo extraordinario y lo mediocre, pero siempre apostando a la intensidad como lanza. Ese intensidad la mantiene y aunque eventualmente puede perder el rumbo, lo recupera todas las veces que puede. El final fue, por lejos, el más comentado en las redes sociales, generando un fenómeno aparte. Serie de culto, ha sido homenajeada y hasta plagiada en tiempo récord. De Breaking Bad deriva el spin off Better Call Saul pero también se hizo una remake Colombiana llamada Metástasis. El impacto efectista y también la ferocidad sin tregua han sido marca de fábrica de esta serie creada por Vince Gilligan que ya entró en la historia grande de las series. Algunas frases son ya parte del imaginario popular de la TV. Una de ellas está en ese gran episodio que es el S05 E07 justamente llamado como la frase: Say my name.