Caminos no elegidos (The Roads No Taken, 2020) es una película dirigida por Sally Potter que cuenta un día en la vida de Leo (Javier Bardem) y su hija, Molly (Elle Fanning). Mientras él, enfermo de demencia, deambula entre momentos alternativos a su vida pasada, Molly trata de encontrar su propio camino mientras cuida y observa a su padre.
La directora Sally Potter había logrado notoriedad en 1992 con la película Orlando, una osada adaptación de Virginia Woolf. Luego su filmografía se volvió dispersa y despareja, con pocas o ninguna marca autoral. Aquí retrata de forma cercana y angustiante, el sufrimiento de una hija mientras imagina lo que ocurre en la mente de su padre. Pero la estructura de la película nunca deja en claro cuantos de esos eventos son recuerdos y cuales fantasías de su pasado. Ambos, padre e hija, cada uno a su manera, parecen estar buscando respuestas.
Es posible que la actuación de Bardem capte a la perfección el estado de una persona con el mismo trastorno que su personaje. Tal vez no, eso solo podrá saberlo quien conozca el tema. Lo que sí es cierto es que lo que se ve en la pantalla es un trabajo actoral de esos que piden premios al esfuerzo. El propio Javier Bardem, ganador del Oscar por su brillante trabajo en Sin lugar para los débiles (2007) se siente tentado a hacer esta clase de trabajo en lugar de aquel por el cual ganó el premio y que consistía en inventar por completo un personaje.
Aun con estas dudas, la película se ve honesta y sincera, algo irrelevante a la hora de evaluar el resultado artístico, por supuesto, pero que al menos le da algo de humanidad a un tema que parece muy cercano a la realizadora. A pesar de todo lo dicho, la historia no logra conmover como sí lo hacen muchas otras dedicadas a esta temática. Pero Sally Potter nunca se destacó por ser una cineasta emotiva.