La película sigue a Félix, un joven que busca armar un rompecabezas alrededor del complejo militar Campo de Mayo. Allí se vivieron muchos momentos claves de la historia argentina y en la última dictadura fue un centro clandestino de detención donde la madre de Félix estuvo detenida y finalmente desaparecida. Aunque la película falla en la claridad de explicar correctamente todo lo que cuenta, es el estilo moderno que propone lo que la lleva a eso. El horror aparece, pero no con suficiente fuerza.
Camuflaje es un documental que hace un esfuerzo por salirse de los lugares comunes, tratando de aportar muchas entradas para completar el cuadro que intenta realizar. Eso la vuelve por momentos muy forzada, incluso ridícula, con cierta incapacidad para editar y evitar escenas que sobran y no aportan absolutamente nada. Peca de excesos, pero no de carencias. Su duración excesiva es en parte porque el ego del director le hace creer que todo lo filmado vale la pena. Muchos momentos armados que se suponen profundos son también bastante tontos y pretenciosos.
Hay muchas grandes películas que logran construirse en base a la ausencia y teniendo en cuenta el tema de esta película, uno imagina que el director, Jonathan Perel lograría eso. No lo consigue, así cómo tampoco conmueve en lo más mínimo. Pero Perel elige la frialdad como método y por lo tanto no puede considerarse un error, lo que sí es una falencia es plasmar la mencionada ausencia. Pasa demasiado tiempo en líneas externas, charlando con personajes sin interés alguno, incluso con un marcado compendio de pavadas.
Otro esfuerzo por recuperar la memoria de la década del setenta, algo que el cine argentino viene haciendo hace cuarenta años, sin llegar casi nunca a una mirada compleja o completa del tema. Bajo la mirada sesgada de cineastas nacionales, seguimos girando en falso sin aportar nada nuevo. Camuflaje parece intentar algo más, pero no le alcanza.