No sé muy bien para que sirve el top ten de Netflix, es decir las diez cosas más vistas en la plataforma. Pero las producciones originales del servicio de streaming que figuran en ese listado suelen ser cosas que jamás habrían podido ver la luz en épocas de cine en serio, películas hechas para ver en salas. Recuerdo cuando la palabra telefilm significa, con honrosas excepciones, un producto de menor calidad. Las películas hechas para el streaming o para ser distribuidas de esa manera, no son baratas, pero sí conservan en su mayoría el concepto de poco rigor y calidad. Es casi asombrosa la manera en que estos títulos, desde los más importantes hasta los secundarios, coinciden en una falta de calidad narrativa, yendo a los tropezones entre escena mal filmada y escena pesimamente desarrollada.
Cielo rojo sangre entra en la categoría de grandes papelones cinematográficos. No por su propuesta, pero sí por sus resultados. La película arranca como una historia de secuestro de avión, pero luego, con un flashback dentro de otro flashback, descubrimos que en el avión viaja junto a su pequeño hijo una mujer que posee una rara enfermedad en la sangre. Los secuestradores del avión y la mujer entrarán en batalla cuando ella se vea obligada a liberar esa enfermedad con el fin de salvar a su hijo.
Una película de acción, un thriller de secuestro de avión, una película de zombies o un film de vampiros? Un poco de todo mezclado con un sinfín de decisiones que destruyen el potencial delirante que la película tenía. Estas mezclas desatadas a veces dan resultados sorprendentes, pero en muchos otros casos son una pérdida de tiempo molesta.
No hay en la película sentido del humor ni tampoco una síntesis narrativa para que la historia fluya de forma veloz y breve. Una inverosimilitud que rompe las propias reglas insólitas del film tampoco ayuda para nada y algunos personajes muestran absoluta impericia para hacer algo potable. Es un misterio que exista alguien interesado en ver esto y es otra prueba de lo mal que le está haciendo al cine el streaming. Hay que evitar estas cosas mal llamadas películas, por el bien de todos.