James Coffe (Ed Helms) es un policía de la ciudad de Detroit bastante torpe, lo que hace que sus compañeros no le tengan ningún respeto. En el mismo precinto trabaja la oficial Watts (Betty Gilpin), exitosa, mediática y extrovertida, que todo el tiempo provoca y se burla de Helms. Un video viral mostrando como un traficante que ha sido arrestado burla y se escapa de Helms complica aún más su escaso prestigio en la fuerza.
Helms está saliendo con Vanessa (Taraji P. Henson) e intenta llevarse bien con su hijo de 12 años, Kareem (Terrence Little Gardenhigh). Pero la relación entre ellos no podría comenzar peor: Kareem, enojado porque su posible padrastro es policía y de raza blanca, quiero contratar a una banda de criminales para que lo espanten, pero eso terminará por meter a ambos en un gigantesco lío.
Comedia de acción donde el humor funciona un poco mejor que los momentos violentos. Con un lenguaje completamente subido de tono, exclusivo para público adulto aunque la idea de buddy movie entre un adulto y un niño que deben convertirse en padre e hijo prometa una comedia familiar. No hay nada de familar acá. El lenguaje es fuerte –y gracioso- y hay varias escenas violentas que no se ven en ninguna película de acción del cine industrial norteamericano actual.
Ser guarra y pasada de rosca en algunos aspectos es lo único tolerable de una película que tiene muy malas actuaciones, un guión muy forzado y una serie de escenas de acción rutinarias completamente agotadas desde hace años. Nada nuevo bajo el sol, simplemente otro bodrio en el catálogo de Netflix.