Gracias al mundo del streaming podemos descubrir qué en Sudáfrica se hacen películas solemnes, que bajan línea, que no ahorran en golpes bajos y situaciones forzadas. Para el público de cada país, esto puede ser todo un hallazgo, sin duda, ya que en general vemos el cine mediocre nacional y los bodrios norteamericanos. La diferencia es que también vemos excelentes películas hechas en Estados Unidos y, si hay alguna maravilla actualmente en Sudáfrica, no nos ha alcanzado. Sí, poco a poco es, sin ironías, bueno ver algunos títulos aceptables, aunque no sean ninguna maravilla. Colisión no es uno de esos títulos, lamentablemente. Mezcla tensiones raciales, lucha de clases, enfrentamientos entre generaciones, todo bajo la atenta mirada de un realizador que nos quiere bajar línea mientras no describe la dureza de la vida diaria en su país. Todo eso es válido, pero no llega nunca a asomarse algo de valor cinematográfico, el discurso que se podría escribir en un papel es lo que se termina imponiendo. Lo hemos tolerado en otras cinematografías, ahora podemos verlo también en la Sudafricana. Todo empieza con un choque, eso sí, para que recordemos que pudo haber sido una película todavía peor, como lo fue la infame ganadora del Oscar Crash (2004), que no fue culpa de Sudáfrica, solo un ejemplo de esta espantosa idea del cine.