Cine Argentino

Cuando acecha la maldad

De: Demián Rugna

De todos los géneros cinematográficos que se han desarrollado en Argentina, el terror es uno de los que más ha tardado en funcionar como tal. Debido a eso todos los repasos históricos que se hacen suelen repetir los mismos lugares comunes y los mismos títulos hasta empezado el siglo XXI. Irónicamente, con la proliferación de películas de terror, el recordar los nuevos títulos se ha vuelto mucho más dificultoso. Por haber tardado tanto en formarse como género, también se desarrolló cierto paternalismo indulgente que le permitió a las películas de terror mediocres ser perdonadas por sus errores y toleradas con una paciencia que no se tiene con el terror extranjero. Por suerte, con la llegada de buenos cineastas y de grandes películas, esta costumbre quedará reservada sólo para los que no sean exigentes. Una película de terror de poca calidad lo es sin importar el país y una excelente también lo es sin importar donde se haya hecho.

Este prólogo es para poner a Cuando acecha la maldad (2023) de Demián Rugna en el lugar que le corresponde. Esta película sorprendió a muchos pero no a todos, porque aunque el director no era hasta aquí famoso, su cine ya había llamado la atención. Cualquier que conozca el género en Argentina o en general, reconoce enseguida la mano de un realizador talentoso. Esta es la película que cambia el juego. Haber sido ganadora en el Festival de cine de Sitges, el más prestigioso festival de cine de terror y fantástico del mundo, le da el espaldarazo que le señala a todos que este es el cineasta a seguir. Sitges ha premiado cosas malas, pero en este caso usó su nombre de forma correcta.

No se sabe que nos deparará el futuro, pero todo indica que la película tiene destino de clásico. No sólo es la mejor película de terror del año, también es la mejor película argentina del año. Que no la hayan enviado a competir por el Oscar o el Goya es simplemente porque los prejuicios de género nunca dejarán de existir. Por suerte el terror vive para quienes lo valoran, tanto la crítica como, principalmente, su público fiel. No habrá top ten del terror en Argentina que no la incluya de acá en más. Cuando acecha la maldad no es un caso completamente aislado. Los ejercicios estéticos de los hermanos Onetti han estado entre lo mejor de la última década y Muere, monstruo, muere de Alejandro Fadel sigue siendo una obra maestra de autor.

La historia de Cuando acecha la maldad es la de Pedro y Jaime, dos hermanos que escuchan disparos en un bosque cercano durante la noche. A la mañana siguiente descubren un cadáver mutilado. La pista los lleva a una casa cercana, donde una familia esconde un hombre poseído por un demonio aún no nacido. El cuerpo de este hombre, inflado y repugnante, está postrado en una cama. Los hermanos deciden entonces llevarse al cuerpo, con la advertencia de que si lo matan con un arma de fuego, sólo propagarán la maldición. Así empieza la historia sobre la cual no hay que anticipar nada más. Esos minutos le alcanzan a cualquier espectador para darse cuenta de que no está frente a una película de terror más. Cuando acecha la maldad es uno de esos largometrajes que se graban en la memoria de los espectadores.

El director de Cuando acecha la maldad, Demián Rugna, no es un recién llegado. Sus cortometrajes mostraban un humor negro lleno de imaginación y sus largometrajes confirmaron su amor por los géneros. Sin embargo sería Aterrados (2017) la película que mostraría todo su talento para las historias de terror. Con esa película despertó a los seguidores del terror y todos esperaban este nuevo estreno. Una gran película de terror es un enorme mérito, pero dos es la confirmación de un cineasta experto. Ambas muestran que no se necesita ser condescendiente con los cineastas latinoamericanos ni hablar de presupuestos limitados. Rugna es un enorme director, capaz no sólo de narrar con potencia sus historias, sino también con la seriedad para que todo sea técnicamente de primer nivel. La inmensa mayoría de las películas de terror, argentinas o de cualquier otro país, son olvidables, mediocres o irrelevantes, por eso es fácil entender que acá hay algo superior.

Cuando acecha la maldad es la clase de terror que perturba al espectador por sus sorpresas, sus escenas escalofriantes y por la crudeza de su violencia. Hay películas de terror donde, a pesar de los sustos, el espectador siente que está bajo control. Acá, y al igual que les pasa a sus protagonistas, la incertidumbre es total. Eso aumenta la angustia y potencia el horror. No es una película para personas que no conocen el género, porque es demasiado intensa, pero si aun así ellos, si desean arriesgarse, pueden intentar verla. Es un trabajo habitual comparar cineastas, sin embargo es un poco injusto elogiar mucho a un realizador, comparándolo con otros directores. En Rugna se infiere la influencia de varios, pero su identidad es lo suficientemente potente como para tener vida propia. Cualquier amante del cine siente la fuerza de un director con estilo e ideas. Si una película es capaz de ofrecer tres o cuatro momentos absolutamente inesperados y originales, entonces ha ganado. Tal vez el final se vuelva un poco confuso en comparación o tal vez la promesa del orden que muchas veces el género tiene nos obliga a pedirle a la película algo que nunca nos dijo que haría. Desafío a cualquier espectador a que vea Cuando acecha la maldad y me diga un año más tarde si ha logrado olvidarla. Esa es una clave para ver porque esta película es importante y pertenece al pequeño grupo de películas de terror que se separa claramente del resto. La capacidad de crear un mundo con lógica propia, de perturbar al espectador con una puesta en escena filosa e impactante y la convicción de creer en lo que se está narrando. Todas características del buen cine, todas cosas que se ven claramente en Cuando acecha la maldad.