Cuentos de chacales es un film del año 2017 escrito y dirigido por Martin Farina. En menos de una década este realizador a construido una obra muy valorada, con películas más conocidas que otras y con resultados desparejos. Sus títulos más logrados llevan a sentir por él una admiración y un interés que protege a sus títulos más fallidos. O tal vez la palabra adecuada sea experimentales. Todo cine tiene algo de experimental, en definitiva, pero se usa esa palabra para definir a films no narrativos, con una estructura y mezcla de códigos que queda en primer plano y el espectador no puede obviar.
Farina juega con lo autobiográfico y familiar y lo completamente enigmático y abstracto. Construye imágenes sugestivas, capaces de transmitir cosas muy complejas, difíciles de expresar en el cine, una aprovechamiento de los sentidos que son lo más fuerte de este título.
Pero eso no arma una película. La mezcla se vuelve tediosa por momentos y poco interesante en muchos otros. Las búsquedas de Farina a veces dan en el clavo y a veces, como aquí, definitivamente no lo hacen. Otra definición posible de cine experimental es justamente eso: experimentos que a veces fallan. Cuando eso pasa, el espectador tiene poco para hacer o disfrutar.