LAS LEYES DEL AMOR
El cine independiente norteamericano se ha convertido poco a poco en un género cinematográfico, con reglas y características, como en todo género, más o menos reconocibles de una película a otra. En muchas ocasiones, la necesidad de diferenciarse del cine industrial ha provocado que esas características se debieran forzar hasta volverse estereotipos tan agotadores como aquellos de los que estaban escapando. Pero también el cine independiente se ha planteado como el espacio ideal para los directores que quieren contar historias pequeñas, sin presupuestos gigantes ni presiones industriales que afecten el tono de la película. Dani, un tipo de suerte (Dan in the Real Life) pertenece a un formato muy habitual en el cine independiente norteamericano de los últimos años, aquel que, a través de comedias agridulces, explora temas profundos acerca de la existencia. En esta línea podríamos incluir a Entre copas, Pequeña Miss Sunshine (también con Steve Carrell, protagonista de Dani), La joven vida de Juno, etc. Si bien no son verdaderos films de autor, se puede decir que son pequeñas comedias costumbristas que en sus diversos estilos conmueven a los espectadores con personajes distintos a los del cine industrial, aunque no tanto como para generar que los espectadores se identifiquen con ellos. Dani, un tipo de suerte es una prueba clara de esta clase de film, aunque va un poco más allá que los nombrados, y entra de lleno en la comedia romántica. El cine independiente, después de todo, debe admitir que los géneros tienen un sentido y una fuerza particular de los cuales el hecho de huir no necesariamente es síntoma de inteligencia. En esta película, un viudo con tres hijas viaja a una reunión familiar y en el camino conoce a una mujer de la que se enamora. Pero pronto descubre que es la novia de su hermano, un joven menos sensible y bastante irresponsable. Esto dará lugar a muchos equívocos graciosos, pero el film no oculta la transgresora propuesta de que la pareja protagónica esté haciendo algo poco correcto. Emotiva y graciosa, la película retoma las reglas de la vieja comedia americana, donde los temas complejos eran tratados con un tono amable que permitiera al espectador reflexionar sobre temas difíciles sin abrumarlo. Dani, un tipo de suerte nos dice -con un tono finalmente luminoso y optimista- que el amor no conoce reglas y aunque muchas veces coloque a las personas en un espacio de trasgresión, o incluso de traición hacia los afectos más cercanos, no es desde la maldad que actúa o se mueve. “El amor no es un sentimiento, sino una habilidad“, dice el personaje robando una frase del novio adolescente de una de sus hijas. Podríamos pensar que es una habilidad que sólo se despierta cuando encontramos a la persona correcta y que, cuando eso ocurre, hay que prepararse para que todas las reglas conocidas dejen de tener otra ley que no sea la del amor.