Amy (Naomi Watts) es una madre en duelo por la pérdida de su esposo vive con su hijo adolescente en un pequeño pueblo. Mientras sale a trotar por el bosque, ve pasar patrulleros. Empieza entonces a sonar su teléfono con malas noticias. Hay un tiroteo en la escuela a la que va su hijo y no queda claro si él joven está allí. Y en caso de estar, la pregunta es si es víctima o si está involucrado de otra manera. En medio del bosque, Amy, tratará de ir hacia el colegio mientras averigua lo que está pasando.
La película, luego de sus primeros minutos, amenaza con transcurrir exclusivamente con la protagonista en el bosque hablando por teléfono. Pasan los minutos y parece confirmarse. En cuanto el espectador deduce que ese puede ser el camino, notará cada vez más como se fuerza la historia para lograr ese desafío actoral y de puesta en escena.
El director es Philip Noyce, ningún genio de la historia del cine, dirigió varias películas famosas como Terror a bordo (1989), Furia ciega (1989), Juego de patriotas (1992), Peligro inminente (1994), El coleccionista de huesos (1999). Ninguna obra maestra, aunque aquí se ha pasado claramente al cine de segunda línea. Un presupuesto limitado para una drama policial sin demasiada potencia. Lo más importante termina siendo su discurso alertando sobre el peligro de estas situaciones trágicas en los colegios, algo que ha pasado en varias oportunidades y puede volver a pasar. Un contenido de interés social pero sin valor cinematográfico.