Nebraska, 1855. Mary Bee Cuddy (Hilary Swank), una mujer solitaria que vive en un remoto pueblo del Medio Oeste, se ofrece como voluntaria y es aceptada por la Iglesia para hacer regresar al mundo civilizado a tres mujeres que han perdido la razón. Para ello, cuenta con Briggs (Tommy Lee Jones), un delincuente al que salva de la horca con la condición de que la ayude a ejecutar su misión. Juntos emprenden un largo y peligroso viaje a través del desierto, desde Nebraska hasta Iowa, en el que tendrán que enfrentarse a toda clase de peligros.
Tommy Lee Jones dirige su segundo largometraje para cine combinando el revisionismo más crudo con una sincera fascinación por el western. Se nota que conoce el género y también el mundo del Oeste. Pero al mismo tiempo la película está poblada de elementos inusuales y raros, al menos para lo que la mayoría espera de un western. Desde el inicio sorprende con su crudeza virulenta. Posiblemente las escenas más escalofriantes estén en esos minutos iniciales, lo que le avisa al espectador que cualquier cosa puede pasar.
La belleza del paisaje contrasta con la dureza de la historia, mostrando hasta qué punto ese territorio podía ejercer – y ejerce- un atractivo para los pioneros de todas las épocas. También la historia tiene una inusual sofisticación a la hora de analizar cuál era la situación real de una mujer sola en aquellos años y en esos lugares. Aunque la mujer siempre ha tenido un rol positivo en el western, son comparativamente pocos los títulos que analizan el oeste desde la situación de la mujer. Y cuando lo hacen, suele ser en un rol no protagónico. En algún aspecto la película recuerda a The Ballad of Little Jo (1993) de Maggie Greenwald. Hilary Swank es responsable de que el personaje termine de conformarse de forma real y compleja.
Este western parecido y diferente a tantos otros, está dentro de un período de nuevos westerns que ya es hora de que empiecen a ser estudiados como una nueva etapa del género. Meek’s Cutoff (2010) de Kelly Reichardt, Slow West (2015) de John Maclean y Hostiles (2017) de Scott Cooper, podrían integrar una lista de películas a tener en cuenta, más allá del gusto de cada uno. La única diferencia es que en Tommy Lee Jones las preguntas y las dudas acerca de aquellos años están construidas desde una mirada más afectuosa y menos fría. Y también, hay que decir, que el guión es más original y sorprendente que en los otros films mencionados.
Y tal vez al director se le deba esa melancolía desgarradora que se va apoderando escena tras escena de la película. Como sea, los personajes buscan cumplir con su misión, aunque en el fondo no conozcan el sentido de sus acciones. Entre Mary y Briggs buscan cumplir con la tarea encomendada. Por dinero, por honor, porque no hay otra cosa más digna para hacer. El western sigue siendo el más grande de los géneros cinematográfico y The Homesman es otra muestra de que se puede hacer un western nuevo, aun entrado el siglo XXI.