La extensa filmografía de Woody Allen tiene un solo telefilm como director en su haber. En comparación al resto de su obra, Don´t Drink the Water (1994) era bastante más difícil que ver que el resto de su obra. Con los servicios de streaming hoy eso ha cambiado. Para muchos, es la oportunidad de agregar un título casi inédito para muchos espectadores no norteamericanos. La película se basa en una obra de teatro escrita por Woody Allen y estrenada en Broadway en 1966. El éxito que tuvo fue tan extraordinario que finalmente se hizo una adaptación cinematográfica en 1969, protagonizada por Jackie Gleason y con guión del propio Woody Allen. Este título de 1969 fue uno de varios films que no dejaron conforme al guionista Allen y terminó convirtiéndose en director.
La historia gira en torno a una familia de turistas estadounidenses (interpretados por Woody Allen, Julie Kavner y Mayim Bialik) que queda atrapada detrás de la Cortina de hierro. Michael J. Fox interpreta al torpe hijo del embajador estadounidense. Cuando el embajador, Joseph Sommer, tiene que ausentarse por unos días, deja a su hijo a cargo, a pesar de que no confía en él. Al poco tiempo de haberse ido, ingresan desesperada esta familia perseguida por el ejército. Al parecer han sacado fotos, sin darse cuenta, de un espacio muy sensible al país y son acusados de espionaje. El nombre del país jamás es mencionado en la película, a diferencia de lo que ocurría en la película de 1969. En la embajada hay un cura (Don DeLouise) que hace seis años que está refugiado y aparecerán otros personajes que sumarán escenas de comedia.
Cuando Woody Allen escribió esta obra el mundo estaba en plena Guerra fría y allí la ambienta para que tenga sentido la historia aun en 1994, de lo contrario perdería el chiste. La película delata su origen teatral por la forma en la que está estructurada la historia y por la entrada y salida de personajes dentro de un ámbito cerrado. Pero en la puesta en escena se nota también una premura muy distinta a otros títulos de Woody Allen de aquellos años. Esta película también fue un lugar donde refugiarse en medio de todo el escándalo en la vida privada del director. Se nota, más allá de eso, el uso constante de cámara en mano que comenzó en Maridos y esposas que repitió muchísimo en los años posteriores. Aquí es un recurso que utiliza muchísimo, casi permanentemente. Pero a diferencia del film mencionado, los planos no son tan elaborados y los cortes son muchos menos. La intensidad en la puesta en escena de Maridos y esposas acá es simplemente una cámara acompañando personajes. Todo se ve más apurado, incluso las actuaciones. Los chistes son buenos y la historia llevadera. Comparada con otros telefilms es un lujo, comparada con el Woody Allen de aquellos años, es inferior.