Dopesick es una miniserie de ocho episodios que cuenta la historia real de la batalla contra la adicción a los opioides en Estados Unidos. Describe el lanzamiento del OxyContin, un producto creado por una compañía farmacéutica que trajo graves consecuencias en las comunidades que lo recibieron inicialmente y que luego se extendió por todo el país. También da cuenta de las víctimas de dicho producto y el esfuerzo de agentes de la DEA y fiscales por descubrir la verdad detrás del desastre.
El mérito y la fuerza de la narración está directamente vinculada con el armado de sus siete personajes principales. Todos ellos son presentados en el primer episodio, aún cuando están en diferentes lugares y en distintos años. El guión va y viene entre diferentes tiempos hasta alcanzar el desenlace. Los personajes son Richard Sackler (Michael Stuhlbarg), quien junto a su familia es el dueño de la compañía Purdue Pharma, lanza un nuevo y poderoso analgésico al mercado, escondiendo los peligros de adicción que éste posee. El Dr. Samuel Finnix (Michael Keaton) es un honesto médico rural al que un joven visitador médico, Billy Cutler (Will Poulter), convence de los beneficios de la droga. Una joven que trabaja de minera del carbón, Betsy Mallum (Kaitlyn Dever), recibe el medicamento luego de un accidente laboral que le provoca una lesión en la espalda. Una agente de la DEA, Bridget Meyer (Rosario Dawson), descubre la amenaza de las píldoras por el mercado negro y comienza a investigar. Y dos los fiscales federales, Rick Mountcastle (Peter Sarsgaard) y Randy Ramseyer (John Hoogenakker), deciden abrir un caso para investigar el medicamento OxyContin sin calcular hasta dónde llegará el escándalo.
El nivel actoral es uno de los fuertes de la miniserie, pero obviamente no el único. La capacidad de unir un relato sobre el tema mezclando las diferentes esferas del conflicto la vuelve apasionante y le da sentido. Los niveles de complicidad y los manejos de diferente nivel que permiten que el producto avance es también un dato importante. Ya no se trata de un pequeño grupo de empresarios malos, sino de todo el engranaje que hace que el desastre avance sin mayores problemas. Hay, sí, héroes, también hay gente buena que cae en desgracia por error y lucha luego por reivindicarse, hay puras víctimas inocente, así como también ambiciosos que descubren el mal que han hecho. Finalmente hay villanos insalvables, inescrupulosos sin miramientos de los que nada bueno se puede decir.
El drama crece y el destino de los personajes siempre resulta importante para la historia. Nada es descuidado ni dejado de lado, todos avanzan de forma pareja. La miniserie no deja de mostrar que víctimas y victimarios no son las únicas categorías frente a algo así, que por distintos motivos muchos terminan permitiendo que las cosas se salgan de cauce y luego sea tarde para contener sus consecuencias. La televisión y el cine de Estados Unidos han tenido desde siempre una gran cantidad de narraciones como esta, que muestran los peores desastres ocurridos en su propio territorio. La popularidad de Dopesick, además, ha traído consecuencias muy concretas. Luego de estrenada hubo respuestas concretas con respecto a algunos elementos de la historia, la ficción alertó acerca de una situación conocida pero tal vez no por todos en su verdadera dimensión.
Es una historia real y de hecho sigue siendo un tema presente, pero aun quien no quiera investigar y ver lo que ocurre fuera de la miniserie, como ficción funciona perfectamente. Tiene suspenso y tiene drama, funciona como thriller y como denuncia. Hay que mencionar que uno de los responsables de la serie a nivel dirección es nada menos que Barry Levinson, famoso director de cine. Entre sus películas más conocidas están El mejor (The Natural, 1984), Buenos días, Vietnam (Good Morning Vietnam, 1987) y Rain Man (1988), por la que ganó un Oscar. Esta clase de realizadores experimentados marcan la diferencia en las miniseries. Y dentro del ya destacado elenco la figura de Michael Keaton es particularmente memorable. Dopesick no ha perdido nada de actualidad, todo lo contrario, es una historia real que uno quisiera que fuera inventada, porque lo que relata es escalofriante.